Las Maras ¿Simples Pandillas Juveniles?

Hace más de un mes, mientras revisaba la prensa, apareció una información que señalaba “Maras decapitan al subdirector de una cárcel”, hecho ocurrido en Guatemala, en el que también resultaron heridos el alcaide y tres guardias.
Más tarde, el programa “En la Mira” de Chilevisión investigó el submundo de este grupo, marcado por la violencia, e incluso las prácticas del canibalismo. A través de esta columna, quiero presentarles antecedentes para quienes han escuchado de las maras y no pudieron ver el reportaje televisivo.
Los inicios de las maras se remonta a 1980 en Los Ángeles, EE.UU, cuando los inmigrantes centroamericanos deciden organizarse con el objetivo de defenderse de pandilleros de otros grupos étnicos.
Los integrantes originales eran principalmente salvadoreños (desde donde surge el nombre de “Maras Salvatruchas”) que huían de la guerra civil, eran las víctimas de la represión de los ’80 por parte de ex policías y ex militares o simplemente escapaban de la falta de oportunidades laborales o de educación.
La importancia que tomaron estos grupos en la vida de los jóvenes inmigrantes los llevó a tatuarse y vestirse de la misma forma, creando su propio lenguaje corporal y simbólico, siendo los tatuajes (incluso la cara) el sello que define a un miembro, ya que cada dibujo en su cuerpo representa una muerte durante un enfrentamiento. Siempre portan armas de fuego, y las edades de los integrantes es variadas, ya que fluctúan entre los 8 y los 30 años de edad.
Para pertenecer a estas pandillas existen diferentes ritos de iniciación. Uno de ellos, y el más importante, es matar a un enemigo o un policía. Otro rito de iniciación para el candidato es soportar una brutal golpiza propinada por los miembros más altos en jerarquía de la mara a la que aspira. Si sobrevive a la golpiza es integrado al grupo.
Una de las pandillas más temida es la que surgió en El Salvador y que mencioné anteriormente: las Mara Salvatrucha. Este grupo nació como agrupación de ayuda mutua ante el desempleo, la pobreza, la marginación y miseria en que viven, y está integrada por salvadoreños que volvieron a su país luego de vivir en Estados Unidos.
Como toda organización, las maras tienen reglas muy claras, aunque muchas veces no se cumplen. En primer lugar, los miembros no cooperan con la policía, y si alguno de éstos quiebra esta regla, la muerte es la única forma de pagar su error. Los integrantes sostienen que cada uno debe hacerse cargo de sus propios problemas, no deben delatar a la pandilla, las escuelas, iglesias, cines son considerados territorio neutral. Y la regla más clara y temida de todas: ningún insulto queda sin respuesta.
Las redes de las maras se ha extendido por toda Centroamérica, afectando a países como Hondura, México, Guatemala y Estados Unidos, convirtiéndose en la principal amenaza para la Región.