¿Por qué temer al nuevo aeropuerto en Tongoy?

Alrededor del año 2003, en la prensa regional se entreabrían las primeras ideas acerca de la aspiración a contar con un proyecto de un aeropuerto con características internacionales. La idea surgió luego de largos estudios técnicos y proposiciones serias de las instituciones gubernamentales involucradas.
Hubo distintos escenarios que fueron estudiados para la ubicación de esta nueva terminal aérea, que debía cumplir requisitos básicos para la seguridad aérea de las operaciones que se realizaran. Estuvieron postulando La Higuera, Los Vilos, Ovalle y otros sitios, pero la mayor seguridad, tanto topográfica como meteorológica y ambiental la obtuvo la localidad de Tongoy.
El lugar era el preciso para desplegar –desde la visión Aeronáutica y del MOP- el proyecto clave para dar un nuevo aeropuerto a la Región de Coquimbo. Además, en Tongoy se cumplían plenamente las exigencias, normas y disposiciones que se exponen en los documentos oficiales internacionales como lo son el DAR 14, de la Dirección General de Aeronáutica Civil (DGAC) y el Anexo 14 (Aeródromos) de la Organización de Aviación Civil Internacional (OACI). Esto sería, definitivamente, necesario para apoyar el insipiente desarrollo turístico, vitivinícola, minero y comercial de la zona, en corto tiempo.
Posterior a la fecha señalada comenzaron los movimientos y acuerdos de grupos opositores a la fórmula, argumentando –hasta el día de hoy- que no era necesario un nuevo aeropuerto para la Región de Coquimbo y que el actual aeródromo La Florida era suficiente para "La Serena". Tal vez olvidaron que La Serena no es una región, es sólo una ciudad.
Los que formaron esas desorientadas catervas, basados en sus pensamientos políticos y personales, salen hoy con la misma cantinela sin fundamento, defendiendo ideas retrógradas que pueden interpretarse como opositores al desarrollo regional y pareciera que su norte es decididamente personal, porque no revelan ni un ápice de proyección para las futuras generaciones, que incluirín hasta sus propios nietos. Hasta podría observarse en este plan, una leve debilidad que atentaría contra el crecimiento general y turístico de la región. Hasta se alcanza a visualizar la antigua pugna entre La Serena y Coquimbo; duele que La Serena quede sin un aeródromo –dicen ellos- y Coquimbo, el enemigo acérrimo, si tendrá uno internacional. ¿Y qué sucedería si el nuevo aeropuerto queda en la futura comuna de Tongoy? Este es otro tema que aún no entra a la parrilla del asado que viene.
Si bien es cierto el moderno aeropuerto se situará a una distante promedio normal de aeropuertos en otras ciudades de Chile y varios de Sudamérica, a 42 kilómetros de La Serena y 12 kilómetros menos de Coquimbo.
En la edición del domingo 4 de diciembre pasado, el Intendente Ricardo Cifuentes hace acertadas acotaciones ante una pregunta acerca del aeropuerto en Tongoy: "Para ellos, lo ideal sería tener el aeropuerto en la Plaza de Armas, porque mientras más cerca esté, más gente volará con ellos" (refiriéndose a la línea aérea LAN, donde Sebastián Piñera es el socio mayoritario).
Por otro lado, los $ 2.835 millones que se aprobaron en el reciente presupuesto nacional están disponibles para comenzar este año las expropiaciones de los terrenos del futuro aeropuerto, que son un claro indicio de la realidad de hoy y que algunos no quieren ver.
Al final, un mensaje para aquellos que aún creen que alargando la pista de La Florida, los aviones podrían aterrizar "de noche".
"El Mercurio, 22 de diciembre de 2008: Para Marcelo Castagneto, presidente de la Cámara de la Construcción de la región, el aeropuerto de La Serena puede mejorar su pista -1.900 metros- y adquirir tecnología para aterrizajes nocturnos, según explicó ante el Consejo Comunal de Turismo".
Podría haberse señalado cuál es esa tecnología, porque el Sistema de Aterrizaje de Precisión (ILS), no se puede instalar en La Florida debido a los dos cerros a los costados de la pista. Tal vez quiso referirse al sistema RNPAR.