Gripe Porcina: Dramático testimonio de una chilena en México

01 Mayo 2009
Arly Faundes nos cuenta: He estado en terremotos, en elecciones, en crisis financieras, pero es la primera vez que estoy en medio de una epidemia sanitaria como esta. En serio: Ciudad de México casi no tiene peatones. Por: F. Jacob.
Dr. Félix Jacob Jure >
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Autorizada por Selma Schmied.

Transcribo este interesante y vivido testimonio de una amiga que vive en México y nos cuenta su realidad y la de otros.

El gel antibacterial está agotado. Hace tres días que lo busco los que atienden las farmacias me responden con el mismo vuelva después. No es un tema menor: este ungüento que permite lavarse las manos sin necesidad de usar agua es uno de los pocos tratamientos efectivos y de disponibilidad extendida para evitar contagiarse con el virus que genera la influenza porcina.
Se llama así porque se contagia a los humanos a través del cerdo, el puerco, el chancho o como le llamen en su país a este animal y que mutó genéticamente y ahora se contagia entre las personas. En este lunes de fines de abril, se cuentan ya más de 20 muertos en la capital mexicana y 103 a nivel de país. Ya hay más de 1.100 hospitalizados y la cifra sube.
He estado en terremotos, en elecciones, en crisis financieras, pero es la primera vez que estoy en medio de una epidemia sanitaria de estas características. Acá el contagio ocurre persona a persona y si bien no fueron pocos los mexicanos que se reían con las recomendaciones iniciales –no saludarse con la mano, menos de beso–, hoy casi nadie sale a la calle. En serio: Ciudad de México casi no tiene peatones. Los que están en las calles caminan a paso rápido y ocultan sus caras con mascarillas, que incluso algunos venden hasta por unos 50 pesos mexicanos –cuando su precio normal es de sólo un peso.
Las autoridades reaccionaron a tiempo. Se suspendieron las clases y cancelaron eventos masivos. Muchos restoranes estuvieron cerrados por sugerencia de la Secretaría de Salud y las cadenas de cine optaron por no operar. No hubo conciertos de música ni museos y los parques estaban escasos de niños y familias. Las misas se transmitieron por la radio y muchos partidos de fútbol se realizaron a puertas cerradas sin más hinchada que los mismos jugadores y los comentaristas. La recomendación más importante es pedir asistencia médica apenas se sienta algunos de los síntomas similares a los de una gripe, pero con mucho énfasis en la fiebre sobre 39 grados. De hecho, se pueden ver funcionarios del sistema de salud que recorren el transporte público repartiendo mascarillas y preocupados de si hubiese gente que pareciera tener estos síntomas.
¿Cómo hacer vida normal en esta cuarentena? Imposible siquiera pensarlo. Aunque la locura del tráfico vehicular del DF sigue una locura, muchos optaron por trabajar desde sus hogares, mientras otros esperan los anuncios de sus empresas para ver cómo proseguir. Se suspendieron seminarios, conferencias, eventos, viajes y reuniones en todos lados. El contacto humano es una amenaza.
Mientras tanto, aquí estoy, en plena Ciudad de México, sentada frente a mi computador, pendiente de las noticias; viendo cómo sigue esta tragedia y cómo crecen las zonas geográficas afectadas por la epidemia. Ya no es sólo México y Estados Unidos.
Pensaba salir nuevamente – con mi mascarilla- a buscar el gel antibacterial, sin embargo mi marido me tiene una gran noticia. Llegó temprano y viene con el famoso gel que consiguió en su empresa. Una preocupación menos para estos tiempos de emergencia.