Las temporeras no pueden esperar, la fruta sí

27 Enero 2010
Ingresamos a la OCDE y no deja de ser paradójico comparar la consolidación de este gran acuerdo económico con la extrema fragilidad laboral de las mujeres temporeras. En el Observatorio de Género y Equidad analizamos esta situación.
Pilar Pezoa Navarro >
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En la actualidad hay cerca de 200.000 mujeres trabajando en la agricultura de la exportación, de las cuales aproximadamente el 85% son temporeras, y sólo un 15% cuenta con un contrato estable. Este es un sector laboral por excelencia temporal.
Como antecedente es bueno recordar que el modelo agrícola sufrió una enorme transformación a partir de la década de los 80 en el marco del modelo neoliberal que implantó la dictadura. La agricultura se modernizó, aparecieron los huertos orientados al monocultivo, es decir, una sola variedad de fruta en una extensión grande de tierra, y los packing -los centros de empaque de fruta. El antiguo hacendado se transformó en un empresario moderno que hoy tiene su horizonte en el mercado externo. Eso cambió radicalmente las relaciones laborales en la agricultura.
El eslogan “la fruta no puede esperar”, muy usado entre empresarios, trabajadoras/es y ministerios afines a esta área productiva, pareciera autorizar abusos vergonzosos. El sector agrícola tiene el 33% de trabajadores informales, es decir, sin contrato (según lo acredita la encuesta Casen 2003), con alta precariedad laboral, deficientes condiciones de higiene y seguridad, con graves denuncias por prácticas de violación de las normas del uso de los plaguicidas.
Con el fin de mejorar esta realidad, se creó el año 2008 pasado la Mesa de Diálogo Agrícola integrada por la Dirección del Trabajo, el Ministerio de Agricultura, la Sociedad Nacional de Agricultura (SNA), la Coordinadora Campesina de Chile, la Confederación Triunfo Campesino, la Asociación de Exportadores de Chile (ASOEX), la Federación Gremial Nacional de Productores de Fruta (FEDEFRUTA), el Consejo Nacional de Productores de Chiles (CONAPROCH), la Asociación Nacional de Mujeres Rurales e Indígenas (ANAMURI) y la Confederación Nacional Campesina. El objetivo de esta instancia es analizar, consensuar y poner en marcha propuestas para mejorar las relaciones laborales en el mundo agrícola, y a futuro, elaborar un Estatuto de los Trabajadores Temporeros Agrícolas.
¿UNA MESA MACHISTA?
Pamela Caro, investigadora del Centro de Estudios para el Desarrollo de la Mujer (CEDEM) y Mafalda Galdames, dirigente de la Asociación Nacional de Mujeres Rurales e Indígenas (ANAMURI), son las únicas representantes femeninas de esta Mesa. “Las confederaciones son de hombres, los empresario son hombres, los sindicalistas son hombres y los representantes del Estado son casi todos hombres, con excepción de la directora del trabajo. No hay mirada de género y debemos estar atentas para evitar que se retroceda”, cuenta Pamela Caro.
Un logro fue haber evitado que esta Mesa Agrícola apoyara el dictamen legal de un bono que iba a reemplazar el derecho a sala cuna para las mujeres temporeras. “Con ANAMURI peleamos cerca de dos meses para argumentar que el bono constituía un retroceso y evitar ese supuesto avance desde una perspectiva masculina. Ellos no podían entender que nos negáramos a recibir 40 mil pesos. No ven la mirada a largo plazo. Para los dirigentes sindicales campesinos hombres, el lugar de la mujer es la casa, es decir, que no trabaje y volver a lo tradicional. A finales de diciembre se zanjó que ese bono no va”, precisó la experta.
En tanto Mafalda Galdames contó que seguirán trabajando en la Mesa y esperamos pronto abordar la sobre precarización de las condiciones laborales, para promover el empleo directo y que se limite la fragmentación de los contratos.
Por su parte, Patricia Silva, directora del Trabajo consideró que lo más relevante de esta Mesa es que representó a gran parte de los actores organizados del sector. “Contar con la presencia de las organizaciones campesinas y de trabajadoras agrícolas de temporada, así como también del sector empresarial y el gobierno, es un gran avance. Tenemos la certeza de que están los actores principales que defienden cada uno sus intereses, pero que están dispuestos a reunirse y conversar”.
La profesional valoró también la uniformidad de los temas planteados en la Mesa, no así en todas las soluciones dadas. “Hubo consenso respecto de los principales temas: jornada laboral, negociación colectiva, tema remuneracional, trabajo infantil, especialmente en un sector altamente feminizado”, dijo.
Acá los períodos peak de temporada son fuertísimos, la contratación de mano de obra es masiva; y aunque se han recogido ciertas exigencias de condiciones y estándares mínimos de los trabajadores agrícolas, aún existen enormes desafíos pendientes. Todos los actores tenemos claro que esta realidad depende muchísimo de la naturaleza, de factores externos, del mercado internacional. Sabemos también que cuando hablamos del sector agrícola, ya no es sólo la V, VI y VII regiones. Hoy parte en Arica y termina en Aysén, con los arándanos.
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