Héctor Díaz Berríos, el mago narrador de Andacollo

13 Abril 2010
Estamos en presencia de una nueva joya narrativa regional, que traerá consigo si se lo propone, historias al papel que nos invadirán hasta el alma.
Eduardo Duarte Yañez >
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Tras una bella jornada como evaluador/jurado del concurso literario Andacollo la Montaña Mágica, enfocado en el Rescate de la Historia y la Memoria Oral de nuestra comuna minera, múltiples relatos en voces del pasado me acompañaron por semanas. Leí y releí a gusto y disgusto, deteniéndome abruptamente en las líneas de IN-IMAGENABLE un cuento lleno de magia y emocionalidades envolventes. Su autor el mago narrador andacollino, Héctor Díaz Berríos.
Una tradición ancestral, un misterio, un conflicto potente, un desarrollo que atrapa, detiene en vilo y acaba redescubriendo la naturaleza del hombre y sus secretos. Con un trabajo profesional a tiempo indefinido sobre lo que escriba, con más voluntariedad y empeño de revisión y más ojo lector de su parte, será inevitable que este joven mago de la montaña, se convierta en una de las mejores plumas narradoras de nuestro país.
Sin temor alguno y apostando todas mis fichas de lector empedernido, estamos en presencia de una nueva joya narrativa regional, que traerá consigo si se lo propone, historias al papel que nos invadirán hasta el alma.
Tal cual describe: “El frío agobiaba mis labios y una pequeña gota de sangre asomaba desde ellos, como diciendo es cierto, existe un intenso frío que mata, que tortura en la penumbra, un frío desconcierto…”, aguardaremos pacientes su escritura.
Héctor Díaz, es mago profesional con un alto manejo del idioma ingles, profesión que compatibiliza con el estudio de la carrera de Arquitectura en la Universidad de La Serena.
No cerrando la escena del todo, en el relato apreciamos un dejo cortaziano de párrafos abiertos: “la intriga invadía mi ser, cual neblina somnolienta en el amanecer nauseabundo de un día gris, segando mis pensamientos, nublando mi alma, perdiendo mi espíritu…”
De momento ya con buen pie, cumple a cabalidad con el rictus que mandatara hace años Nicanor Parra: “Primer requisito de una obra maestra: pasar inadvertida.”