Discomania: "Revólver" The Beatles 30 Aniversario

En el inicio de este nuevo diario ciudadano, inauguramos esta columna en la cual iremos desgranando discos fundamentales en la historia de la música Rock-Pop como referente a nuevos aficionados y al lector en general. Hoy presentamos "Revólver", séptimo LP del cuarteto de Liverpool editado hace justo 30 años: en Agosto de 1966.
Fue un álbum sorprendente, justo cuando The Beatles empezaban a crecer con la experimentación en el estudio de grabación, y en contraste con las monótonas giras que por agenda tenían que cumplir en esas fechas. Actuaciones en las cuales los miembros de la banda ni se oían unos a otros. Además se añadía el hastío de John Lennon o George Harrison por la tensión y cansancio consecuencia de las Giras. Precisamente a finales de Agosto de ese año ofrecieron su última presentación en vivo en "Candlestick Park" de San Francisco.
En ese escenario llegó el disco. Un álbum inventivo desde sus primeras notas. "Taxman" es el grito de un George Harrison dolido por la política de impuestos británica de esos días. "Eleanor Rigby" una joya de Paul McCartney con una letra profunda que reflexiona sobre la soledad, decorada con unos arreglos de cuerda casi penetrantes. "I\'m Only Sleeping" con ese letárgico tempo de un John Lennon atiborrado de LSD. El archiconocido "Yellow Submarine" un tema infantil compuesto por Paul, y que fue una parodia influida en primera instancia por los efectos de las drogas. Baladas maravillosas como "Here There and Everywhere" o "For No One", también a cargo de McCartney. Las influencias hindúes ya latentes en George Harrison, en un tema como "Love You Too". Letanías luminosas como "Good Day Sunshine" rebosantes de optimismo. Y como Guinda "Tomorrow Never Knows" una de las joyas psicodélicas de Lennon, toda una muestra de los logros en el estudio de grabación por parte de los "liverpolianos" y una letra basada en el "Libro Tibetano de Los Muertos".
En definitiva "Revólver", cuyas notas en su día eran irreproducibles en directo, es un crisol de ambientes, estilos y actitudes de unos Beatles que habían crecido, que ya no querían ser marionetas "Yeah, Yeah, Yeah" y que marca un antes y un después en su corta y siempre sorprendente e innovadora carrera discográfica.
No es de extrañar que corone las listas que regularmente se realizan en el mundo del Rock-Pop como uno de los mejores discos de la historia.