¡Oh, Esa Escurridiza Puntualidad!

24 Agosto 2006
Una de las situaciones que produce mayor impotencia es la impuntualidad y lamentablemente lo vivimos día a día.
Corresponsales ... >
authenticated user
Un Club de Adultos Mayores de La Serena se prepara para inaugurar su nueva sede social y asisto como participante del evento. No porque me interese saber particularmente las características de la obra, sino porque me agrada observar la alegría y los preparativos de los interesados en torno a la ceremonia; y además porque voy invitado y sería poco gentil de mi parte no asistir.
La invitación dice las 16:00 horas y minutos antes cruzo el umbral donde hay una viejecita muy elegante que recibe a los llegados. Noto que a pesar que aún no son las cuatro, ya hay un grupo bastante considerable de personas ocupando sus asientos. Desde aquí puedo ver al alcalde de la ciudad saludando a la gente del coro.
Tomo asiento y en forma instantánea siento un toque en mi hombro. Me doy vuelta y es un señor muy amable que me dice que estoy ocupando la silla de una persona del coro. Me disculpo y le digo que como no y tomo el asiento del lado, y un gentil toquecito del señor amable me indica que nuevamente ocupé un asiento reservado. Me doy cuenta que toda esa fila y la de adelante también serán ocupadas por el coro, de modo que un tanto desamparado, me ubico de pie a un costado a esperar que empiece el acto, porque, además, ya son las cuatro y quince.
Adelante está el coro y puedo ver que se trata de hombres y mujeres entrados en años que se encuentran de pie en una tarima. Hace mucho frío ya que estamos al aire libre. Veo que los coristas disimuladamente se frotan las manos, con frío e impacientes por iniciar la ceremonia.
Escucho que una persona le pregunta a otra que qué esperamos para empezar. El otro responde que no han llegado las autoridades y que no todavía, no se puede. A estas alturas ya son las cuatro y media, y veo que el señor amable se levanta con su señora y se retira. Le explica a la viejecita elegante de la recepción que lamentablemente se encuentra resfriado y ha estado mucho rato a la intemperie.
Me asalta la indignación contra ese ente indefinido que forman “las autoridades” porque no permitieron que el señor amable participara de esa actividad, para lo cual de seguro se había preparado con mucha anticipación con su señora. También me asalta una ira repentina al observar que el coro lleva más de treinta minutos esperando de pie heroicamente, soportando el frío, la inmovilidad, el reumatismo, y quizás que otros achaques propios de la vejez.
No puedo evitar deslizar un comentario a un hombre de pie a mi lado, también sin asiento. Le digo que la tardanza es una falta de respeto de “las autoridades”. Me contesta que hay que acostumbrarse porque generalmente “las autoridades“ acostumbran a llegar con treinta minutos de retraso a estos compromisos. Me dice que la gente ya sabe y que por eso, él acaba de llegar. Y me mira un poco con lástima y casi me siento un poco estúpido por haber llegado a la hora.
A estas alturas ya hay gente francamente molesta con “las autoridades” : por poco corteses, por poco deferentes, por considerar que su tiempo vale más que el nuestro, porque obligan a las personas a cambiar su programa del día y agregarles treinta minutos de tiempo perdido; y porque el derecho a disponer de nuestro tiempo, aunque no salga en la Constitución, es igualmente legítimo.

A las 4:35 estoy dispuesto a marcharme. En eso veo que se detienen unos vehículos oficiales de donde emergen unos señores con aire apresurado. La viejecita elegante se apresura a recibirlos con más entusiasmo que el que se respira dentro. Son “las autoridades” que con sonrisas de disculpa se disponen a saludar. A mí también me saludan . Treinta y cinco minutos tarde. Y pienso que qué bueno que esto no era un matrimonio porque si no la novia se habría ido hace rato.

Comentarios

Imagen de Carla Prado Martell

Es simple, si uno quiere que

Es simple, si uno quiere que lo respeten, que sean puntuales contigo, por que no dar uno ejemplo?, es cierto que uno algunas veces prioriza ciertas reuniones que según uno las encuentra más importante... En Fin... uno es reponsable o no lo es , no se es reponsable a medias para quedar bien con algunas personas.
y por último ya forma parte de nuestra idiosincracia "chilena" el tener que juntarnos o reunirnos no en un horario fijo o específico, sino el famoso "tipin" , que creen ustedes? a que hora van a leer este comentario, tipin medio día, tipin doce de la noche?... a ver que hacen.

Imagen de Mauricio Guerrero

Es entendible a veces una

Es entendible a veces una demora justificada, pero cuando se institucionaliza... Todo mal.
Me tocó muchas veces esperar ceremonias y no sólo media hora, incluso una hora... Es de esperar que cambie esta situación.

Imagen de Pedro

No respetar el tiempo ajeno

No respetar el tiempo ajeno es mala educaciôn. Y si son las autoridades, es, un abuso de poder.