Clientelismo Político: Parte de la Corrupción

27 Noviembre 2006
Estamos pasando por una crisis, debido a los diversos casos de corrupción que han salido a la luz pública, donde el mayor perjudicado sin lugar a dudas es Chile y toda la clase política.
Mauricio Guerrero >
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Cuando nos referimos a corrupción, la podemos definir como “un conjunto de actitudes y actividades mediante las cuales una persona transgrede compromisos adquiridos con otras personas, utilizando los privilegios otorgados, esos acuerdos tomados, con el objetivo de obtener un beneficio ajeno al bien común. Por lo general se apunta a los gobernantes o los funcionarios elegidos o nombrados, que se dedican a aprovechar los recursos del Estado para enriquecerse”. (Wikipedia)
Me pregunto: ¿Será que en Chile y en el mundo el deseo de obtener dinero y poder ha sobrepasado los valores y principios sociales de las personas? ¿Qué hace que una persona entre a un partido político hoy en día? ¿Serán sus deseos imperiosos de contribuir a que Chile sea un mejor país aportando al bien común o esperar entrar a un partido con el único propósito de obtener un trabajo y cuotas de poder beneficiándose él o ella y su entorno?
Es común escuchar a personas reconocidas por sus valores y entrega señalar su negativa a ingresar a algún partido político, ya que señalan que se encontrarán con individuos que tienen “otros” intereses, más bien personales o de grupos y que en definitiva no podrán imponerse a los poderes que conforman los partidos políticos.
En la Región de Coquimbo, el anterior intendente fue Felipe del Río, militante de la Democracia Cristiana, pero él más que político era empresario y todavía lo sigue siendo. Cuando asumió la intendencia, lo primero que señaló fue que el creía necesario que sus asesores fueran elegidos por competencias y propuso elegir los cargos a través de concurso público. Lo que pasó era obvio. Los partidos ya tenían repartidos los cargos y no aguantaron que esto se llevara a cabo. Para el común de la gente elegir los cargos por competencia es lo lógico, que los mejores asuman los cargos, pero los partidos políticos y por ende los políticos tienen otra lógica. Me imagino que ese fue uno de los primeros choques que debió enfrentar Felipe del Río con el “mundillo político”.
Ése fue un claro ejemplo de que el sistema extraoficial de intercambio de favores (Clientelismo), en el cual los titulares de cargos políticos regulan la concesión de prestaciones, obtenidas a través de su función pública o de contactos relacionados con ella, a cambio de apoyo electoral estaba instaurada y ya es difícil de extirpar.
Pero yo creo en un Chile mejor, con personas de valores y principios que sobrepasen los intereses personales, pero es necesario para esto que los que dirigentes de los partidos políticos “den un paso al frente”, señalen públicamente que no tolerarán actos de corrupción y otorgarán medidas claras y concretas que se cumplan para de una vez por todas levantar la clase política. No sólo los de gobierno, sino también los de oposición.
Hay muchos que queremos participar, pero definitivamente no en estas condiciones.