Indap pone en marcha bono de reconstrucción productiva para campesinos afectados por heladas

20 Agosto 2007
Bonos de reconstrucción agrícola, un subsidio de siniestralidad para los créditos y recursos extras para la etapa de producción son parte de las medidas que adopta el gobierno para paliar la complicada situación de los agricultores en nuestro país.
Nicolás Symmes >
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Este beneficio no es sólo para quienes hoy día son beneficiarios del Instituto de Desarrollo Agropecuario, sino que es para todos aquellos que por ley cumplen los requisitos de un beneficiario Indap.
El Director Nacional de Indap, Hernán Rojas, declaró que los equipos técnicos de dicha institución de todo el país se encuentran en permanente apoyo de los campesinos afectados por la emergencia agrícola, constatando en terreno el tipo de apoyo que necesitan.
Gracias al bono de reconstrucción de proyectos productivos que ha puesto en marcha el Instituto de Desarrollo Agropecuario, los pequeños agricultores podrán acceder a incentivos económicos para reactivar su actividad productiva y así continuar desarrollando sus proyectos de frutales y cultivos.
Hernán Rojas dijo que para este efecto los equipos técnicos de las agencias de Área del Instituto están en terreno constatando los daños sufridos por los campesinos en sus cultivos y plantaciones. De esta manera se identificará a los beneficiarios del bono de reconstrucción productiva, que se suma al apoyo que ya está brindando la institución para la alimentación del ganado afectado. En la actualidad se está entregando, en las regiones en situación de catástrofe y emergencia agrícola, el forraje necesario para paliar los requerimientos de los pequeños agricultores ante la adversa situación climática que están viviendo.
Hernán Rojas resaltó que el objetivo único de este bono será restituir los daños directos que se hayan producido en el sistema productivo predial producto del siniestro. Por restitución del sistema productivo se entenderá el brindar financiamiento para reponer los insumos y requerimientos de producción anual, tales como semilla, plantas, fertilizantes, pesticidas, u otro que se hubiese visto afectado directamente por el efecto adverso.
El Director Nacional del Indap precisó, además, que se rebajará en promedio hasta el 65% de la deuda por créditos en los pequeños agricultores damnificados por la ola polar que azotó al país, y que se desembolsarán cerca de 8 mil millones de pesos para atender a casi 40 mil productores con problemas por los efectos del clima.
Emergencia agrícola y zona de catástrofe
Hasta el momento existe un total de 99 comunas del país declaradas en emergencia agrícola y 29 comunas en zona de catástrofe. Es preciso recordar que la emergencia agrícola es sólo para agricultores, mientras que el decreto de zona de catástrofe ayuda frente a un evento adverso a toda la sociedad afectada, con recursos e instrumentos de mucho mayor magnitud. Entre las zonas de emergencia y catástrofe se encuentran las 15 comunas de nuestra región de Coquimbo.
Por otra parte, la emergencia agrícola la puede declarar el Ministerio de Agricultura mediante una resolución simple, y la declaración de catástrofe depende de manera exclusiva de la Presidencia de la República.
A través de la emergencia agrícola, el Ministerio de Agricultura puede apoyar a los productores con herramientas como el bono de siniestralidad, repactación de créditos e intereses vía Indap, entrega de bonos para forraje y suplementos alimenticios para ganado, y también financiamiento para la reconstrucción de proyectos productivos agrícolas, ganaderos, de riego y suelo.
En cambio, la zona de catástrofe depende del Ministerio del Interior con recursos que van en ayuda de todo lo que haya sido afectado por grandes catástrofes nacionales y desastres naturales, permitiendo reconstruir caminos, habilitar infraestructura de emergencia, levantar hospitales de campaña e incluso nombrar autoridades específicas para enfrentar la situación.
Los fenómenos climáticos como heladas, lluvias excesivas o extemporáneas, sequía (en secano), viento, granizo o nieve, por su frecuencia, magnitud, intensidad o por ser simplemente inoportunos, provocan daños en los cultivos y pérdidas económicas a los agricultores. Son riesgos que el agricultor no puede prevenir ni evitar.
Por muchos años, las consecuencias para el agricultor han sido: perder el capital de trabajo; sobre endeudamiento; limitar la capacidad para realizar nuevas inversiones; arriesgar la actividad productiva, en algunos casos con la pérdida de la propiedad.