Hacer un comentario

América Latina ha estado acostumbrada al pisoteo de las botas. En el Ecuador la corrupción abarca grandes esferas, y gente vinculada a la policía no son la excepción, existen casas de policías razos en servicio activo que no la tiene un ecuatoriano común, ciudadelas donde habitan militares que poseen bienes que tampoco los tienen los ecuatorianos comunes y que nos sacrificamos día a día por llevar una vida digna.

Se ha roto la constitucionalidad en mi país, una vez más generamos verguenza en el mundo, es un imperativo de que se vayan todos los policías a sus casas y se abran las puertas para que los reemplacen ecuatorianos preparados salidos de nuestras universidades, la violencia que en muchas veces se aplica a los ecuatorianos en ciertos procesos judiciales, hoy sin proceso alguno, se la aplicaron al primer mandatario, lo cual ha causado el repudio universal.

Que las botas retornen a sus cuarteles, que la intolerancia cese, que el diálogo predomine y se respete la voluntad de un pueblo que una vez más ha sido golpeado en su orgullo por un grupo minúsculo de uniformados que se han embarcado en la historia como la peor de sus afrentas.