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Imagen de César Canales

Estimados todos:

Estimados todos:

Espero no me censuren en esta oportunidad.

El enfrascarse en una discusión sobre cuestiones de contenido de fe religiosa no lleva a ninguna parte, cada uno orienta su devoción donde le plazca.

El tema que debe procuparos y que no fue abordado por el autor de esta nota, estriba en el porqué el gobierno nonárquico de Marruecos estimó necesario dispensar recursos monetarios para construir el templo que recién se inaugura en Coquimbo.

Es evidente que esto no obedece a un hecho aislado, ni tampoco porque Velásquez le haya caído en gracia.

Hay que situarse en el siguiente contexto:

"Olvidados en el desierto del Sahara occidental desde hace más de 30 años, los saharauis esperan el referéndum que defina su destino. Este territorio del norte africano fue colonia española hasta 1975 y desde entonces el Tribunal Internacional de Justicia decretó que se aplicara el principio de autodeterminación a ese pueblo. Sin embargo, con la complicidad de España, el territorio saharaui fue invadido por Mauritania y Marruecos.

En febrero de 1976, el Frente Polisario (Frente Popular por la Liberación de Saguia-el Hamra y Río de Oro) proclamó la República Arabe Saharaui Democrática (RASD) y en 1979 Mauritania ­luego de una guerra­ renunció a su territorio, que fue tomado por Marruecos. Nueve años después, el Frente Polisario y el país africano alcanzaron un plan de paz, auspiciado por la Organización de Naciones Unidas (ONU), que incluía un alto al fuego en 1991 y la realización de un referéndum en 1992.

No obstante, debido al rechazo de Marruecos a la consulta, que podía representar la independencia del Sahara occidental, los saharauis continúan a la deriva en el desierto. Una parte de ese pueblo vive en campos para refugiados en el desierto argelino, anhelando el retorno a su tierra; otra, sobrevive en la zona ocupada por el ejército marroquí y en constante confrontación con éste.

Desde el inicio del conflicto miles de saharauis han sido torturados, desparecidos o asesinados por el gobierno de Marruecos, mientras la ONU ha fracasado una y otra vez como intermediaria para lograr la paz.

La larga espera de los saharauis para realizar el referéndum ha generado que la tensión en esa zona de conflicto se incremente. Según Ahmed Mulay, embajador de la RASD en México, el conflicto es una bomba de tiempo que amenaza la estabilidad en la región norte de Africa.

¿Cuál es la situación actual del pueblo saharaui?

­Es muy difícil, porque la paciencia de este pueblo se está acabando. Los jóvenes proponen retomar las armas y en la zona ocupada se producen todos los días enfrentamientos con el ejército marroquí. El actual rey de Marruecos, Mohamed VI, no entiende lo que su padre Hassan II había comprendido luego de muchos años de lucha: que el pueblo saharaui tiene derecho a la autodeterminación. El rey intenta eliminar el principio de autodeterminación de los pueblos, lo cual es totalmente ilegal jurídica, política y éticamente.

Por qué el monarca dio marcha atrás al proceso del paz?

­Porque está presionado por Francia, que no quiere admitir la existencia de un Estado hispanófilo en el norte de Africa, donde siempre ejerció su poder. Por otro lado, el rey está interesado en las inmensas riquezas naturales, como fosfatos, pesca, hierro, agua, gas y petróleo. Todavía tiene una idea expansionista de la región; de hecho, asegura que las islas Canarias, Ceuta y Melilla no son españolas, sino marroquíes.

­Otra peculiaridad del pueblo saharaui dentro del contexto cultural árabe es el papel social y políticamente activo de sus mujeres.

­Antes de la colonización española el Estado era beduino y tenía una filosofía nómada en la que todo ser humano es necesario. Por eso entre el pueblo saharaui casi no existe la poligamia; una mujer se divorcia y se casa cuantas veces quiere y continúa siendo amiga de su ex cónyuge, porque la concepción del desamor occidental no existe. De los 16 representantes que conforman el gobierno, tres son mujeres, y 36 por ciento del parlamento también lo son. La violencia de género es inconcebible; se cuenta con todo tipo de profesionistas, muchas estudiando en el extranjero.

­¿Cuál es la situación de los derechos humanos en la zona ocupada?

­A partir de mayo de 2005, fecha en que los saharauis festejaron con manifestaciones el nacimiento del Polisario, comenzaron las torturas y los encarcelamientos. Desde entonces seis personas han sido asesinadas por tortura y hay más de 500 desaparecidas. Ante esta situación, se ha radicalizado el pueblo y surgen brotes terroristas. Por eso se apela a la sensibilidad internacional para evitar un mayor desastre.

Al volver la democracia, en 1991 el embajador Bujari fue recibido por el entonces Presidente Patricio Aylwin y por su canciller Enrique Silva Cimma. Sus encuentros con las más altas autoridades de la Concertación y con dirigentes de la oposición, fueron productivos y auspiciosos para el reconocimiento de su país.

Una de aquellas tardes, recibió una auspiciosa llamada de un amigo cercano y constante de su causa, el ex canciller Clodomiro Almeyda, quién le manifestaba que quería ser el primero en darle la buena noticia: en las próximas horas le sería formalmente notificado que Chile había decidido otorgar reconocimiento oficial a la República Árabe Saharaui Democrática. Cual sería su sorpresa, al día siguiente, al ser notificado que a diferencia de lo señalado por Almeyda, el gobierno Chileno no reconocería a su país, sino más bien expresaba solamente un protocolar respaldo al proceso de organización del Referéndum de autodeterminación, previsto por el Plan de Paz de la ONU para el Sahara Occidental, a través de las fuerzas de MINURSO, desplegadas entre las zonas ocupadas por la invasión Marroquí y el territorio controlado por el Frente POLISARIO.

El principio de autoderteminación e independencia ante la colonización parecía a una supuesta ?razón de estado? inexplicable y misteriosa.

Con la elección del segundo gobierno de la Concertación encabezado por el Presidente, Eduardo Frei Ruiz Tagle, el embajador Bujari viajó nuevamente a Santiago a restablecer contactos diplomáticos y políticos con todos los sectores, de gobierno y de oposición. En agosto de 1999, por unanimidad la Cámara de Diputados de Chile aprobó una resolución solicitándole al ejecutivo reconocer a la República Árabe Saharaui.

A finales del mes de octubre, el embajador de Chile ante Naciones Unidas comunica al representante Saharaui en Nueva York que Chile procedería a firmar con su país el establecimiento de relaciones diplomáticas. Ambos diplomáticos concordaron fecha, hora para proceder a la ceremonia de establecimiento de relaciones diplomáticas. La ceremonia tendría lugar en la Misión de Chile ante la ONU.

El día previo, el embajador Saharaui recibió un llamado de un diplomático chileno solicitándole la bandera de su país para ser puesta junto a nuestro pabellón nacional durante la suscripción de los protocolos respectivos. Sin embargo, al llevar la bandera de su país los saharaui fueron nuevamente informados que la ceremonia se postergaría tres días, situación que volvió a repetir, esta vez por siete días adicionales. El argumento esgrimido para su postergación, era que un representante personal del Rey de Marruecos viajaría a Chile a expresar su desacuerdo ante el reconocimiento ad portas y que por razones de forma y diplomacia esperarían algunos días la partida de Santiago de aquél enviado especial para proceder al reconocimiento acordado. En todo momento, se señaló, que aquella postergación no implicaría un cambio en la decisión del estado chileno.

A pesar de su paciente impaciencia, la perplejidad de nuestros amigos aumentaba. Las fechas originalmente concordadas se postergaban una y otra vez.

En noviembre de 1999, en Santiago, un alto diplomático de nuestra cancillería entrega a un embajador saharaui, una carta fechada el 30 de aquel mes del entonces Canciller de Chile, Juan Gabriel Valdez dirigida al Canciller de la RAS, Mohamed Ouldk-Salek, la cual ponía fin a la larga espera, señalando: ?Por especial encargo de S.E. el Presidente de la República, tengo el alto honor de dirigirme a V.E, para informarle que el Gobierno de Chile ha decidido reconocer a la República Árabe Saharaui Democrática?.

Los argumentos esgrimidos a través de la comunicación oficial del canciller eran sólidos y contundentes desde el punto de vista de principios y también desde un punto de vista practico frente a la situación internacional que motivaba la decisión:

Sin embargo, la comunicación hacía ver que dada la proximidad de las elecciones presidenciales del 12 de diciembre de aquel año y ante un nuevo período presidencial que comenzaría el 12 de marzo del 2000, se postergaría nuevamente el reconocimiento:

Nuevamente el reconocimiento quedaba diferido. Esta vez, sin embargo, los principios internacionales que dan continuidad al Estado de Chile habían quedado consignados solemnemente por escrito y solo se trataría de una postergación debido a la agenda político institucional del país.

Finalmente, varios años después, durante su último año de gobierno el Presidente Ricardo Lagos recibió al embajador Bujari en Santiago y le señaló que tomaría una decisión sobre el tema. Sin embargo, al 11 de marzo del 2006 ninguna decisión fue tomada.

No creo necesario argumentar nuevamente a favor del reconocimiento por parte de Chile a la Republica Árabe Saharaui. Comparto los altos principios sobre nuestro compromiso como país con la autodeterminación de los pueblos y el inalienable derecho a la independencia de los países y pueblos coloniales, consignados con mucha lucidez y claridad en la carta del ex canciller Juan Gabriel Valdez.

Hay también importantes razones culturales, pragmáticas, y de coyuntura internacional. Los saharauis son el único pueblo árabe en el África que es hispano parlante. La RASD como Estado miembro de la Organización de Estados Africanos hizo aprobar el español como lengua oficial de esa organización. En un mundo cada vez más globalizado como sudamericanos inmersos en proceso de conformación hacia bloques regionales en nuestra relación con países árabes y africanos esto debería importarnos.

La República Árabe Saharaui Democrática es reconocida hoy por un importante número de Estados del África, del Asia y Oceanía. En América Latina, por la totalidad de los Estados del Caribe, Cuba, México, Venezuela, Panamá, Ecuador y Uruguay, entre otros. En varios de esos países el reconocimiento a su país no ha implicado ninguna dificultad con el Reino de Marruecos, ya que coexisten embajadas de ambos países.

Los saharaui tienen además con un inmenso potencial marítimo y pesquero, en su territorio se encuentran grandes yacimientos de fosfato y petróleo y son un pueblo que tiene una relación estratégica con Argelia. País con el cual nos unen grandes lazos de amistad y que hoy representa un importante y creciente intercambio comercial e inversiones importantes en el ámbito energético para Chile.

Finalmente, el referéndum de autodeterminación debió efectuarse hace ya más de 14 años. Pese a los esfuerzos de Naciones Unidas, la situación y sus posibilidades de realización se encuentra bloqueada por parte de Marruecos. La situación de derechos humanos que afecta a prisioneros de conciencia saharaui, requiere de una señal inequívoca de la comunidad internacional.

Los chilenos fuimos objeto durante muchos años de la solidaridad internacional. Nuestra causa por la recuperación de la democracia en Chile traspaso nuestras fronteras. En los lugares más remotos, como el Sahara Occidental, Chile simbolizó el valor democrático y de transformación de un pueblo digno.

En medio del desierto y la arena del Sahara Occidental, entre las tiendas de los beréberes y de los militantes y dirigentes del Frente POLISARIO, en su largo caminar por el mundo entero pidiendo solidaridad y legitimo reconocimiento para su país, surge una vinculación con nuestra historia reciente y de solidaridad y admiración ante un pueblo digno como el Saharaui. No podemos ser insensibles ante una de las últimas luchas por la descolonización y la soberanía del siglo XXI.

No tengo duda que la Presidenta Michelle Bachelet, en su calidad de jefa de Estado actuará de acuerdo a estos grandes principios y procederá en nombre de la nación chilena a reconocer y abrir relaciones oficiales con la República Árabe Saharaui Democrática.

Comprenden ahora el porqué del asunto.

César Canales Rossel

Sec. Gral

PS

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