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Buenas preguntas Elías. Y tal vez existe una gran respuesta, que a mi parecer, tiene que ver con el "libre mercado". Desde pequeños nos han enseñado que "sobrevive el más fuerte", y "fuerte" se supone que es aquél que está mejor adaptado, nace con privilegios o tiene la fuerza de predominar por encima de los demás. Y creo que en el mundo actual del "libre mercado" no estaca a este principio, y aquellos que tienen más plata sobrevivirán, salvo que exista un cambio "evolutivo" en donde el principio se mantenga pero cambie el escenario. Y creo que en este caso, se dará por la "masividad", es decir, hoy en día, a mi juicio, existen unos pocos con plata que promulgan que tener y tener es la panacea de la felicidad, y claro, ellos viven de eso y para asegurar su condición necesitan que los que les compran vivan con esa misma esperanza, y en esta parte, cuestiono un poco ti texto inicial en el que indicas: "el sueño de entrar a la universidad". Este sueño, es un sueño condicionado, creo que no es tanto un anhelo, sino que una necesidad, de tener una "garantía" de que podrás acceder a un mundo laboral que te permita tener un sueldo suficiente como para vivir mejor, y este vivir mejor, parece ser que es teniendo una casa, auto, un jardí, ojalá una piscina, etc., es decir, tener cosas. Pero ya no es esa motivación de aprender más, de tal vez resolver un problema social o de la capa de ozono, o siquiera resolver el problema energético de Chile. Es un negocio, montar una carrera que te permita generar plata, inviertes poco, en pizzarras y medios audivisuales, y tienes a todos sentados por 5 años. La tecnología no la hacemos acá, la compramos, plata en poco tiempo y gastando menos, es el principio de la economía. Alta rentabilidad, bajos gastos, hasta en algunos paises es "éticamente" correcto emplear mano de obra humana a cambio de un plato de comida. Pregunta: ¿Es un sueño entrar a la Universidad? o ¿Es un sueño ser feliz en esta sociedad?. Sin duda que, dada las circunstancias, soñar con la universidad es más concreto que soñar con la felicidad, porque muchos estamos convencidos de que la felicidad también se compra con dinero.