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Soñemos nuestro Terminal de Buses de La Serena

10 Agosto 2007
Mejorado hace algunos años, el terminal terrestre de la capital regional es uno de los más visitados constantemente, sin embargo, podría ser aún mejor.
Pilar Medina >
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En un país carretero como el nuestro, es fácil reconocer la importancia de los terminales de buses a lo largo del territorio, unos más grandes y otros menores, son trascendentales en el tránsito turístico y de trabajo de miles de chilenos.
En verano, la cantidad de personas que los utilizan es de varios cientos de miles de turistas nacionales e internacionales, como dato, sólo a la región de El Observatodo llegan más de 600 mil visitas en temporada estival, que por un tema de economía y acceso a pequeñas ciudades los prefieren en comparación con los aeropuertos.
En el caso del terminal serenense, podemos hacer un resumen de sus ventajas, pero también soñar un lugar aún mejor.
Lo que tenemos
En primer lugar, destacaría la amplitud del terminal. Las líneas de buses cuentan con sus oficinas, los pasillos son amplios y lo mismo las salas de espera que pueden recibir a unas 30 personas cada una, además de los asientos dispuestos en el exterior, frente al estacionamiento de las máquinas.
Su orden y limpieza hacen que entregue una imagen de lugar decente y tranquilo.
Por otra parte, el rodoviario serenense cuenta con variedad de servicios, entre ellos, restaurant, baños, duchas, tiendas de recuerdos, kioskos...en resumen, se pueden pasar un par de horas sin aburrirse en espera del viaje.
Los taxis a la puerta, dentro del recinto, hacen del terminal un lugar más seguro y de fácil acceso. El hecho de que este servicio tenga su espacio fiscalizado por el propio terminal entrega más confianza que "pescar un auto en cualquier esquina".
Lo que podríamos tener para que fuera mejor
Es cierto que el terminal tiene varias cualidades positivas y que al compararlo con otros del resto del país, como Concepción o Valparaíso, es bastante más agradable y qué decir de Antofagasta en el que cada línea tiene su propio lugar, pero en el que un terminal central no existe.
Sin embargo, aún hay mucho para mejorar y como soñar no cuesta nada, acá están algunas propuestas.
El terminal cuenta con ventanales amplios, pero aún así son insuficientes para que la iluminación natural alcance cada rincón, haciendo de este un lugar oscuro.
Por otra parte, los colores oscuros de sus pisos y techo, además de la falta de plantas de interior, le restan calidez y dan una fuerte apariencia de mall que es innecesaria. Pese a que pasamos poco tiempo en los terminales, son bastante diferentes a un lugar donde sólo compramos o divertimos...aquí tenemos bienvenidas, despedidas y el comienzo o fin de grandes aventuras.
Las salas de espera, pese a ser amplias, tienen asientos antiguos y de plástico, de aquellos que nos recuerdan los pasillos de un antiguo consultorio o servicio público.
Y si de soñar se trata, pensemos que a un rodoviario llegan personas cuyas familias esperan saber que están bien, que su viaje fue tranquilo, etc...si a los teléfonos públicos le sumamos wi fi o las máquinas para enviar mails a cambio de unas monedas ¿quién estaría en contra?
Finalmente, el terminal es un lugar de tránsito de muchas personas que no sólo van con carteras y bolsos, en muchas ocasiones van cargadas con objetos bultosos y preciados difíciles de cuidar todos al mismo tiempo...ello implica el riesgo de robos que los pocos guardias que trabajan dispersos en este gran recinto no pueden prevenir o impedir.


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