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Creo que es importante distinguir entre aquellos temas que son de corto plazo y aquellos de largo plazo. El tema más importante de largo plazo es la educación. Necesitamos un gobierno valiente, con un ministro de educación que le haga honor a su investidura y que se crea el cuento, que nos pueda liderar en la reforma sustancial de la educación que es indispensable si queremos ser desarrollados.

El problema de la educación chilena parte por la formación de profesores (los mejores alumnos de enseñanza media no estudian pedagogía). El estado debiera garantizar eduación gratuita para los estudiantes de pedagogia. Además, debería intervenir dos o tres facultades de educación, dotarlas de todos los recursos necesarios, enviar a estudiar postgrados en educación a los mejores alumnos, contratarlos como catedráticos y crear escuelas experimentales en donde surgan las ideas originales que permitan mejorar la calidad de educación experimentando nuevas ideas y métodos. Este punto es crítico.

También es necesario poner acento en la educación preescolar (que cada vez se considera más importante para el desarrollo del niño), gastando todo lo que podamos en infraestructura y capacitación de los docentes en esta etapa.

El día que nos demos cuenta que la educación de un niño es tarea de la sociedad completa y no sólo de sus padres y sus profesores, seremos capaces de entregar en impuestos los recursos que se requieren para esta reforma, y también nuestra actitud y comportamiento frente a los niños debe incorporar esta conciencia sobre la educación como un proceso que la sociedad completa realiza sobre el niño. Cada vez que abrimos la boca delante de un niño estamos educando, con cada acción y con cada palabra. Ese niño que nos parece ajeno, va a ser nuestro doctor en el futuro, nuestro gobernante o nuestro delicuente.

A mi me da la impresión que nuestros políticos están esperando que nuestros ingresos mejoren para iniciar estas reformas. Por lo demás, a ningún político que le tiene amor a su trabajo en ninguna parte del mundo le conviene hacer reformas cuyo resultado se verá en 20 años, y que no van a impactar la próxima encuesta.

De lo que estoy seguro es que el ministro de educación DEBE tener mucho más poder y relevancia de lo que han mostrado los ministros de educación hasta el momento. Es una verguenza que un país que busca el desarrollo, el ministro de educación es un ministro de segunda categoría.

En mi humilde opinión no existe la panacea para ser desarrollados, la educación es el único camino, y esto debiera ser obvio y evidente para cualquier persona con todas sus neuronas funcionando. Una vez que estemos de acuerdo con el diagnóstico tenemos que actuar de manera consistente y meternos la mano al bolsillo, no sólo para educar a nuestros hijos sino también a los ajenos.