Salvador Allende quería hacer una Revolución sin costo social: el costo se lo cobró el narco-asesino Pinochet, con creces y hasta más allá de las fronteras: Estados Unidos, Argentina, Italia y la coordinación de la Operación Cóndor, de seis países del Cono Sur.
¿Odio, resentimiento, etc.,? es lo que dice la Historia, además de que lo padecimos en carne propia, tuvimos la suerte de quedar vivos para seguir denunciándolos , pero no apatía ni silencio cómplice para olvidar fácilmente a estos criminales que no tienen más que el desprecio de la gente.
¿Habrán oído hablar de Ernesto Sábato, Adolfo Pérez Esquivel, Martin Aldana, Rigoberta Menchú? ¿Acaso tienen rencor por seguir esclareciendo los atropellos de los derechos humanos? No seamos infantiles. Igual pasa con Las Madres y Abuelas de Plaza de Mayo, que cada jueves efectúan sus actividades cerca de la Casa Rosada. Se acuerdan que los dictadores argentinos las calificaban como las Locas de Mayo, por buscar a sus hijos, esposos, familiares, etc., que caían detenidos por los aparatos represivos, etc.
Los familiares, en Chile, de los Detenidos-Desaparecidos, Ejecutados, etc., siguen en sus valiosas luchas y si no fuera por ellos no sabríamos tantas brutalidades fascistas, así como la valiosa Vicaría de la Solidaridad, que sin ella nos hubiesen desaparecidos a todos nosotros. Loable papel de la Iglesia Católica chilena, totalmente diferente a la argentina, cómplice en las brutalidades castrenses.
Salvador Allende quería
Salvador Allende quería hacer una Revolución sin costo social: el costo se lo cobró el narco-asesino Pinochet, con creces y hasta más allá de las fronteras: Estados Unidos, Argentina, Italia y la coordinación de la Operación Cóndor, de seis países del Cono Sur.
¿Odio, resentimiento, etc.,? es lo que dice la Historia, además de que lo padecimos en carne propia, tuvimos la suerte de quedar vivos para seguir denunciándolos , pero no apatía ni silencio cómplice para olvidar fácilmente a estos criminales que no tienen más que el desprecio de la gente.
¿Habrán oído hablar de Ernesto Sábato, Adolfo Pérez Esquivel, Martin Aldana, Rigoberta Menchú? ¿Acaso tienen rencor por seguir esclareciendo los atropellos de los derechos humanos? No seamos infantiles. Igual pasa con Las Madres y Abuelas de Plaza de Mayo, que cada jueves efectúan sus actividades cerca de la Casa Rosada. Se acuerdan que los dictadores argentinos las calificaban como las Locas de Mayo, por buscar a sus hijos, esposos, familiares, etc., que caían detenidos por los aparatos represivos, etc.
Los familiares, en Chile, de los Detenidos-Desaparecidos, Ejecutados, etc., siguen en sus valiosas luchas y si no fuera por ellos no sabríamos tantas brutalidades fascistas, así como la valiosa Vicaría de la Solidaridad, que sin ella nos hubiesen desaparecidos a todos nosotros. Loable papel de la Iglesia Católica chilena, totalmente diferente a la argentina, cómplice en las brutalidades castrenses.