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La nueva Poesía no Existe o pareciera no existir

30 Noviembre 1999
De todas las comunas de la región, cuántas gozan de un fondo editorial [La Serena], muchas no poseen ni un fondo de cultura. Algo que debiéramos corregir cuanto antes, apelando a la importancia del desarrollo cultural, para el desarrollo local.
Eduardo Duarte Yañez >
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Esa parece ser la premisa de la mayoría de los directores, editores y redactores y otros ores, de los distintos medios escritos, radiales, digitales de comunicación regional. Salvo algunas excepciones con sus particularidades muy manifiestas y crecientes iniciativas, en una región en donde todos se enganchan políticamente [y académicamente] del nombre de Gabriela Mistral. La enseñanza, difusión, respeto y valorización de la Poesía, solo se queda en los parabienes y en las palabras de buena crianza, o más insistentemente en los múltiples discursos de todas las autoridades políticas, según sea la ocasión correspondiente que tengan para inmolarse personalmente en aras de la cultura.
Mesas Mistralianas, Rutas Mistralianas incluso algunas otras con nombres llamativos, pero que ni siquiera pueden corroborar en su Etimología identitaria como la Ruta Antakari [¿Qué significa realmente?]. Todas estas acciones mistralianas contribuyen a acrecentar el turismo ciertamente pero, ¿contribuyen a fomentar nuevos lecto-escribientes en nuestros niños en nuestros jóvenes?. Donde está el fondo del asunto. ¿Hemos aprendido la lección del apagón cultural que hubo en Chile?. No pretendemos dar acá la imagen que es erróneo seguir ese lícito camino, claro que no, cuando estas importantes iniciativas vienen a redimir muchos años de postergación al real valor de nuestra poetisa, reconocida y materia de estudios y programas de lectura en todo el mundo. Lo que pretendemos más bien es poner acento en lo mediocre y desvalorizada que esta la profesión [sí profesión y no hobby como aseguran algunos] de ser poeta. Esta en estado de coma la “añoranza de ser poeta” en nuestra región. Claro, no se puede vivir del aire mijo, como decían nuestras abuelas muy sabias ellas en materias alimentarías y otras yerbas.
Como no rendir un sentido homenaje a Don Juan Godoy Rivera, que desde siempre busco el hálito poético infatigablemente en las nuevas generaciones. Como no valorar la Quimera de Arturo Volantines, para antologar nuevas poéticas de autores nortinos y para llevar adelante innumerables iniciativas que conectan la literatura directamente con la población cotidiana, la férrea voluntad del Poeta Coquimbano Javier del Cerro para contar con un espacio en el barrio Ingles que es una verdadera ágora de la poesía y el arte; o la constancia de la revista LA AÑAÑUCA que dirige el poeta Luis Macaya, vaya un reconocimiento para todos ellos por su excepcional visión e inversión de su tiempo . ¿Que es lo que se estila hoy?, llevar traje-corbata y estar lo más alejado del vulgo popular, presumir de altas materias culturales, en congresos firmantes de declaraciones y convenios que se desvanecen con el tiempo. La desconexión con el sentir popular y las superficialidades nos están ganando la batalla. De todas las comunas de la región, cuantas gozan de un fondo editorial [La Serena], muchas no poseen ni un fondo de cultura. Algo que debiéramos corregir cuanto antes, apelando a la importancia del desarrollo cultural, para el desarrollo local.
Según estudios realizados por la Cámara chilena del Libro, cerca de un 25% de los hogares nacionales declara no tener libros. El año 2006 el Fondo de Cultura Regional (Gore) financió 2 libros de poesía, gracias al interés de una Junta de Vecinos de La Herradura (Coquimbo) y la Municipalidad de Montepatria, ¿sino?, Este año 2007 que ya acaba ha financiado el último texto poético de Caupolican Peña. Para “no finalizar” nos detendremos en las palabras que encabezan la intención de Política Nacional del Libro y la Lectura de nuestro gobierno, que hasta la fecha no cuenta con un Plan integral del fomento de la lectura: “Que se haga del leer un ímpetu casi carnal; que se sienta el amor propio de haber leído libros mayores de siempre; que la noble industria del libro exista para nosotros por el gasto que hacemos de ella, como existen la de tejidos y alimentos; y que el escritor se vuelva criatura presente en la vida de todos…”. Gabriela Mistral.
Para cerrar el circulo presentamos el Poema de un joven de 17 años Vicente García Huidobro Fernández, publicado por la Revista La Estrella de Andacollo (prohibida su reproducción en 1973) en su edición del sábado 15 de Octubre del año 1910. El Poema fue corregido por su madre y que dedico el autor según sus palabras: “a mi querido y respetado abuelo D. Domingo Fernández Concha. Años mas tarde este joven se convertiría en uno de los poetas chilenos más influyentes de la historia, por su obra poética. Ese es el fondo del asunto, se apostó por un joven, sin exigirle premios, influencias, parentescos y/o otras cualidades que inundan nuestra sociedad.
Trascripción exacta del poema desde la publicación.
EL CRISTO DEL MONTE
¡Cuán alta la montaña!
¡Cuán cerca del cielo!
¡Que ganas siente el alma
De alzar el vuelo!
Aquí á los pies del Cristo
Llegan las aves;
Aquí entonan sus himnos
Tiernos y suaves.
Aquí en la Primavera
Crecen las flores,
Y exhalan sus más puros,
Frescos olores.
Traen á los enfermos
De allá llano;
Porque al enfermo el Cristo
Lo deja sano.
A sus plantas ofrece
Tributo el suelo,
De nubes lo corona
Arriba el cielo.
Cuando cae la sombra
Sobre la tarde
Y sol en el ocaso
Apenas arde,
La brisa rumorosa
Beca su frente,
Con un beso suave
Y reverente.
Pican en su cabeza
Las golondrinas,
Cual si arrancar quisieran,
Esas espinas.
Y el Cristo bondadoso
Mira sonriente
Cómo juegan las aves
En el ambiente.
Mas al volver la vista
A la llanura
Se anubla su mirada
Por la amargura.
¡Cuán distintas del hombre
Las avecillas!...
Nunca olvidan al Cristo:
Siempre sencillas.
Emprenden la jornada,
Suben al monte,
Vienen de allá muy lejos
Del horizonte.
Mas, por el Cristo se hace
Corto el camino:
¡Jerusalén ansiada
Del peregrino!
Se respira aquí un aire,
De dulce calma,
Que fortifica al cuerpo
Y alienta el alma.
Esta brisa que pasa,
En raudo vuelo,
Tiene poco del mundo,
Muchos del cielo.
Aquí se olvidan penas,
Aquí no hay llanto;
Aquí el Cristo consuela
Todo quebranto.
Señor, antes de irnos
De nuevo al llano,
Bendícenos á todos
Con tierna mano.
Adios, montaña santa,
Que vuelvo al mundo:
He de seguir pisando
El cieno inmundo.
Señor, tu faz no nuble
Esa amargura;
Sed del náufrago siempre
Tabla segura.
Adios, Faro que alumbra
Nuestro camino:
Nunca planta su tienda
El peregrino.
Cuando en mis días tristes
De ti me acuerde,
Cuando en horas de lucha
Yo te recuerde,
Y cuando á apagar vaya
La edad mi vida
Y ante mí se presente
Tu faz dolida,
Tú me darás ayuda,
Darás consuelo…
¡Adios, montaña santa!
Girón de cielo!

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