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La estupidez humana sigue. Si hasta maestros pintores de casas usan las pinturas sobrantes de los trabajos que realizan para "estampar sus firmas", paradójicamente, a pocos metros del inmueble que pintaron a causa de los mal llamados grafitis. Y aunque no hay mayor diferencia entre ambas formas de utilizar la pintura en los espacios públicos, al famoso "Gato" había que preguntarle si practica el deporte que tanta fanatismo ha desatado. Lo más probable es que no salga de la pichanga esporádica y cuyo fondo no es el fútbol sino que otra razón para alcoholizarse o drogarse.

Que esta "nueva" forma de apoyar a los equipos de sus amores (en realidad, lleva más de año y medio en La Serena, antes había comenzado en Coquimbo) se registre en las poblaciones o barrios residenciales, debe necesariamente preocupar a la autoridad acostumbrada a reaccionar ante hechos consumados.

El sectorizar la ciudad ya no tan solo por estratos sociales y económicos del que tanto se ha esmerado el sistema capitalista imperante sino que además, por fanatismo futbolero, podría tener connotaciones realmente peligrosas. Lo que está ocurriendo es que las barras bravas ya no solo se toman la ciudad para robar, machetear a la salida de los supermercados o beber en las plazas, entre otras "acciones deportivas"cuando se llegan equipos como Colo-Colo o la Universidad de Chile, entre otros, incluso los locales. No contentos con haber alejado a las familias de los estadios y mantener atemorizada a la población cuando salen a las calles, ahora resulta que la fanaticada delincuencial se toma los barrios.

Así, de ahora en adelante, habrá que disponer de camisetas de varios equipos cuando se ingrese a estos ghettos. A este ritmo, además de preocuparme del tránsito, de los perros sueltos, de los asaltantes, de no doblarse el tobillo a causa de la vereda en mal estado, ahora deberé llevar una mochila con las alternativas de camisetas que correspondan.

Saldívar, no más!!!