Este término engloba al sobrepeso y la obesidad, siendo esta última definida como un estado patológico que se caracteriza por un exceso o una acumulación excesiva de grasa en el cuerpo. El método más práctico para su diagnóstico es mediante el Índice de Masa Corporal (IMC) que evalúa el peso en relación a la estatura de la persona. Para considerar un estado de sobrepeso en el adulto (18 a 64 años) el IMC debe encontrarse entre 25–29,9 kg/mt2, mientras que para considerarse obesidad el IMC debe ser ≥  30 kg/mt2 y ≥ 40 kg/mt2 para la obesidad mórbida.

Los primeros resultados entregados por la ENS 2016-2017 realizada a la población chilena de 15 años y más, indican que el 74,2% de la población tiene malnutrición por exceso. En cuanto a las cifras nacionales se reveló que el 39,8% de la población tiene sobrepeso, el 31,2% obesidad, mientras que el 3,2% tiene obesidad mórbida.

Estos resultados son verdaderamente alarmantes, ya que a partir del exceso de peso surgen diferentes problemas de salud como lo son la hipertensión arterial, la diabetes mellitus, el aumento de colesterol, sumado además el alto riesgo de sufrir un infarto a temprana edad.

El desafío en estos momentos es combatir con los índices mencionados anteriormente y la mejor manera de hacerlo es a través de una alimentación saludable y actividad física.

La alimentación debe ser adecuada a la etapa del ciclo vital y a la condición de cada persona, lo importante es que debe existir un balance entre las calorías que se ingieren y las que se gastan.

A modo de recomendación general, se sugiere consumir alimentos naturales y eliminar de la dieta todos aquellos con alto contenido de grasa y azúcar, de este modo se debe evitar alimentos como los embutidos, frituras y toda clase de comida chatarra, las cuales solo aportan grasas saturadas, colesterol y un alto contenido de sodio.

Por otro lado, se debe que controlar la ingesta de productos azucarados, puesto que un exceso de azúcar se va a almacenar en forma de grasa en el cuerpo, es por esto que se debe eliminar de la dieta el consumo de bebidas azucaradas, pasteles, golosinas y dulces y reemplazarlos por alimentos elaborados a base de edulcorantes como la sucralosa o estevia, los cuales endulzan de la misma manera pero no aportan calorías extras.

Finalmente es importante complementar la dieta con actividad física, es así como la Organización Mundial de la Salud recomienda que se realice actividad física 150 minutos a la semana, lo cual se cumpliría con 30 minutos de actividad física 5 días a la semana.  

Frente a esta situación la mejor opción es asistir a una consulta nutricional y que sea el profesional nutricionista quien se encargue de entregar una dieta acorde a los requerimientos y condición de cada persona, puesto que no todos requerimos la misma cantidad de energía y nutrientes, lo cual es de carácter individual.

Para mayor información:
Maryory Escobar Torres
Interna Nutrición y Dietética
Universidad Católica del Norte, Campus Guayacán
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