Estaba todo planificado, incluso Adriana Peñafiel (RN) actual presidenta del CORE regional, ya había retirado sus cosas de su oficina tras renunciar a su cargo, honrando el compromiso entre UDI y RN para que se realice una nueva votación que cedería su cupo a un representante de la UDI por el resto del período.

No obstante, fue una propia consejera UDI, Paola Cortés, la que rompió el acuerdo, absteniéndose de votar, impidiendo alcanzar el quorum necesario para la votación, dejando sin posibilidad a su propio partido de lograr la presidencia y obligando a Peñafiel a quedarse en el cargo hasta el final de su actual periodo.

La decisión de Cortés generó profunda molestia en su partido, generando un quiebre cuyas consecuencias hasta ahora son indeterminadas.

Solo Peñafiel se refirió al tema, señalando que la tomó con absoluta sorpresa la decisión, y negando de plano cualquier conversación o acuerdo por separado con Cortés.

En cuanto a la motivación de la Consejera Cortés, fuera de micrófono, el comentario es que corresponde a una pequeña revancha de la consejera, que quería ser la nueva presidenta del CORE, pero que no fue privilegiada por su partido, en donde Marco Sulantay era el priorizado para ello. 

La polémica está servida.