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Dos pandemias por resistir

08 Mayo 2020

Como país estamos siendo afectados por dos pandemias a las que debemos resistir. Estas son el Coronavirus y la otra el Neoliberalismo.

Felipe Barraza Araya >
authenticated user Corresponsal Corresponsal Ciudadano

Llevamos dos meses en que hemos sido afectados como país por el coronavirus, una de las más grandes pandemias que se registran de las últimas décadas, si es que no es la mayor de la historia.  

El gobierno de Chile ha tomado distintas posturas con relación al coronavirus. Muchas veces contradictorias, que giran en el aire como el mejor acróbata circense para tratar de caer en pie, aunque sin éxito, en cómo debe ser el comportamiento social frente a la pandemia. Cada vez que habla el ministro Mañalich, se está produciendo una polémica por sus dichos que caen en contraposición con alcaldes, parlamentarios, ministros de su propio gobierno o con el embajador chino. No profundizaremos las frases para el bronce que han emanado en este tiempo de las distintas autoridades ya que no es la intención de esta columna. 

Como país estamos siendo afectados por dos pandemias a las que debemos resistir. Estas son el Coronavirus y la otra el Neoliberalismo.

El primer llamado es resistir frente al COVID-19 o Coronavirus. Resistir el coronavirus implica el autocuidado, el no salir innecesariamente como si fueran vacaciones o paseos. Evitar grandes aglomeraciones, aunque muchas veces es imposible ya que las personas están realizando sus pagos de deudas que son impostergables o cobros de dineros en forma presencial, especialmente los Adultos Mayores con sus pensiones. Ante esta situación se debe aplicar el distanciamiento social, aunque son pocos los que respetan al menos un metro de distancia de uno a otro en las filas. Ahí es donde deberían estar carabineros y los militares poniendo orden en las distancias y no parados en las esquinas de las grandes tiendas como guardias de estas o como simples observadores. 

Estamos llegando a la fecha en que se pronostica el peak de la pandemia en nuestro país. Pasamos del llamado de “Quédate en casa” a esta “nueva normalidad” para aprender a “convivir” con el virus durante largo tiempo. Hemos superado los 20 mil contagiados y vamos para los 300 fallecidos. No podemos y no debemos normalizar esta situación. 

El gerente general de la Cámara de Comercio de Santiago, Carlos Soublette, señalaba hace unas semanas: “No podemos matar la actividad económica por salvar vidas”. Este es el pensamiento que prima en el empresariado y en el gobierno. La lógica neoliberal está instalada en el ADN de esta institucionalidad.

Por eso el segundo llamado es resistir el neoliberalismo

No podemos dejar todo en manos de un mercado que no puede a regularizarse a si mismo y que impide al Estado poder tomar medidas del control de precios de algunos productos básicos o de primera necesidad como en los tiempos de pandemia. Regular los precios es inconstitucional.

Ante la falta de camas en los hospitales, se arrendaron algunos recintos para equiparles y usarlos como les fue denominado “hoteles sanitarios”. Quizás el más polémico de ellos es Espacio Riesco, ya sea por su alto valor mensual, las camas del más alto nivel versus los camarotes utilizados en otras comunas, lo que marca una diferencia entre los ciudadanos de una u otra comuna, o que aun no se ha ocupado el lugar después de los 2 meses que llevamos de pandemia. Cabe preguntarse porqué mejor con esos dineros no reforzamos la infraestructura hospitalaria pública, ya que siempre hay necesidad de camas en el servicio público. 

En otro orden, la precarización de las condiciones laborales está desatada. La ley de “protección del empleo” no ha sido más que protección a las empresas, especialmente de esas grandes empresas, donde el supuesto indica que “ambas partes acuerdan suspensiones o reducciones de la jornada laboral sin terminar el vínculo laboral”. Pues las denuncias a través de las redes sociales y los distintos medios de comunicación se han denunciado la unilateralidad por parte de las empresas hacia los trabajadores en esta medida, obligándoles a firmar contratos que atentan contra sus derechos laborales y que si no acogen la “propuesta” serán desvinculados. Peor aún, los trabajadores por medio de su Seguro de Cesantía deben cubrir parte de sus remuneraciones. Evidentemente la crisis la están pagando las trabajadoras y trabajadores.

Nos hemos enterado de que grandes empresas como Cencosud, que se acogió a la mencionada ley de protección del empleo, está repartiendo sus utilidades entre sus accionistas. Un monto que alcanza los 220 millones de dólares. Sin embargo, no son capaces de mantener el sueldo completo a sus trabajadores. Otras grandes empresas que también buscaron resguardo son Starbucks, H&M, Burger King o Ripley, quienes de igual manera reportaron millonarias utilidades durante el 2019. Caso contrario, las PYMES, que muchas viven endeudadas o con lo justo, han hecho esfuerzos para mantener a sus trabajadores y sus sueldos de forma íntegra, a pesar de la baja en sus ventas. Ante esta situación queda claro que las PYMES son el corazón de Chile y las grandes empresas son abusadoras con el resguardo de esta institucionalidad. 

Se ha creado el Crédito COVID-19, que es un crédito con garantía del Estado y que la banca debe prestar a las empresas. Ciertamente, los primeros beneficiados son nuevamente las grandes empresas, quienes, como clientes privilegiados de los bancos, no tendrán problema con la línea de crédito. No obstante, es preocupante como nuevamente las PYMES son quienes tienen más trabas. Como ya hemos dicho, gran parte de ellas viven endeudadas, los bancos privilegiaran a los clientes anteriores por sobre los eventuales nuevos clientes. Las PYMES al final saldrán endeudadas. 

El Estado tendría que haber inyectado recursos directamente a las PYMES y sin intermediarios, para que la ayuda sea real y creíble, sino solamente se vuelve un salvamento a la banca y grandes empresas, quienes si tienen capacidad de pago. 

Bajo este modelo económico, los seres humanos son tratados como consumidores y no como ciudadanos. Como tal, desde el gobierno junto a la cámara de comercio han hecho esfuerzos para la reapertura de los mall con toda la irresponsabilidad que ello contrae. 

Estamos frente a estas pandemias que solo nos visualizan las desigualdades sociales y económicas que se han normalizado con el tiempo, donde priman los privilegios de unos pocos por sobre el bien común y el cooperativismo. Urge un Estado fuerte, junto con un Nuevo Modelo de Desarrollo Nacional con sustento en las PYMES, con inversión fuerte en investigación y desarrollo, con la finalidad de poner al ser humano en el centro del modelo. Seguramente ante este último párrafo, los defensores del modelo saldrán vociferando y desprestigiando al Estado, como ya es su costumbre. Por ello, solo les dejare las palabras de Mónica González, premio Nacional de Periodismo, “¿Y por qué si el aparato del Estado es ineficiente, las empresas recurren al aparato del Estado?” 


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