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La nueva “e-vida”

27 Mayo 2020

La pandemia nos obligó a estar más conectados a la red que nunca, pero, aun la dificultad en el acceso para muchas personas denota una gran brecha.

Gwen Saffie >
authenticated user Corresponsal Corresponsal Ciudadano

Con la llegada del nuevo siglo, la presencia de internet ha transformado nuestra vida cotidiana, impactando fuertemente en nuestras relaciones sociales, hábitos de consumo, trabajo y educación. La alerta sanitaria ha impulsado vertiginosamente esta realidad, que nos permite seguir de la mejor forma posible nuestras vidas, a pesar de las restricciones que la pandemia ha impuesto.

La pregunta es: ¿Estamos preparados para esta nueva forma de vida?

Según un informe de la Cámara de Comercio de Santiago (CCS), entre la primera y la última semana de marzo hubo un incremento de ventas en las tiendas online: mientras que en la primera semana del mes se registraba un 30% de aumento en las ventas online, esto continuó creciendo la segunda semana (50%) y en la tercera (70%), coincidiendo con la aplicación de restricciones al movimiento de personas en las calles. De acuerdo con la CCS, el porcentaje de empresas que vende online en Chile alcanzó al 15%, marcando el inicio del despegue de la participación de micro y pequeñas empresas en las plataformas digitales.

Estar en contacto con nuestros familiares y amigos ha convertido a la videoconferencia en uno de los servicios más demandados durante el confinamiento, siendo los más utilizados Microsoft Teams, Houseparty o Zoom. En este último caso, las cifras son elocuentes: mientras que en diciembre de 2019 tuvieron un máximo de 10 millones de usuarios diarios, en marzo de 2020 esta cifra aumentó a 200 millones.

En el caso de la educación escolar, la demanda generada por la cuarentena fue masiva e inmediata. Tras las suspensión de clases, el Ministerio de Educación implementó un plan de aprendizaje online a través de la plataforma aprendoenlinea.mineduc.cl

Los colegios se prepararon -con mayor o menor premura- para desarrollar el proyecto educativo a distancia, incluyendo clases online y plataformas para organizar el contenido de los cursos, dar seguimiento a tareas y comunicarse con los estudiantes.

Esta nueva realidad crea una clara dependencia del servicio de internet, teléfonos y computadores para continuar la vida cotidiana en medio de la pandemia. En una casa de dos adultos y tres niños, tuvimos que adaptarnos a la nueva demanda de tecnología: aumentamos el plan de internet, pusimos a punto el computador familiar y establecimos un sistema para que todos podamos acceder adecuadamente a estas herramientas.

Acostumbrados a la modalidad de trabajo remoto, para nosotros no ha sido difícil adaptarnos, pero más allá de nuestra experiencia personal, la piedra de tope para que la región y el país se sumen a esta “e-vida” es la gran brecha digital que aún impacta, en especial en zonas más apartadas.

Mientras que en La Serena aproximadamente 3 de cada 4 hogares tiene conexión a internet, este número baja en Coquimbo (dos de cada tres hogares). En Ovalle la cifra cae a uno de cada cinco hogares, mientras que hay 12 comunas con una tasa menor al 10%. De hecho, Canela, Río Hurtado, Paihuano y La Higuera tienen un 0% de acceso a internet. 

La brecha también se evidencia al analizar el acceso a internet según rango etáreo: poco más del 20% de los hogares conformados exclusivamente por adultos mayores tiene acceso a este recurso. En los hogares donde hay personas de todas las edades, la proporción asciende a un 63%, mientras que en el caso de los hogares sin integrantes de la tercera edad se llega a un 79% en la Región de Coquimbo. 

Lo que antes de la pandemia era considerado una prioridad, hoy es elemento crítico para moverse con soltura en este nuevo escenario digital. El acceso a internet es una necesidad real e inmediata, una herramienta vital para que miles de niños y jóvenes continúen su educación, para que los adultos podamos trabajar desde casa, mantenernos en contacto con nuestros seres queridos, obtener atención médica a distancia, acceder a compras online y también tener un espacio de ocio y cultura.

De una vez por todas, las empresas de telecomunicaciones y autoridades regionales deben acordar los mecanismos para proveer de una adecuada red de internet a todos los habitantes de la región. El momento es ahora.

Las empresas de la región también están llamadas a incorporarse a este proceso de digitalización y comenzar a ofrecer plataformas online para comercializar productos y servicios.  

En forma abrupta, nuestro estilo de vida cambió. El desafío hoy es entender las implicancias de esta “e-vida”, así como aportar los mecanismos y herramientas para que esta nueva realidad sea accesible para todos.

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