Chris Cornell: Say Hello to Heaven (1964 -2017)

18 Mayo 2017

Una columna como periodista, pero más que nada como fan.

Carlos Ruiz B. >
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A esta hora ya se han escritos ríos de tinta y bits de computador se han tecleado sobre la muerte de Chris Cornell. Por eso, no quiero escribir una biografía sobre él, si no lo que me nace como fan de su obra, aun impactado por la noticia. Así que no esperen ninguna objetividad en las próximas líneas.

Cuando escuché esta mañana sobre su muerte, pensé que era el típico webeo de cuando matan a una celebridad por redes sociales. Era obvio. ¿Como iba a morir Chris Cornell?. Un artista consolidado, con una vida armada, con una linda familia, totalmente entregado a su esposa y sus hijas, que ya había pasado todos los infiernos de los inicios, drogas, alcoholismo, pérdida de amigos incluidos. No pues. Chris Cornell no. Mala la talla. Podría haber matado a otro para que fuera más creíble.

Pero lentamente los medios iban confirmando lo que parecía una realidad alterna. Sí. Chris Cornell había muerto.

El primer tema que tengo noción de haber escuchado de Soundgarden, su nave principal, fue como no, el inmortal Black Hole Sun. Me sorprendió tanto esta canción, una balada extraña y retorcida, con un video que, rara vez, se conecta totalmente con la letra, que no me la pude sacar más de la cabeza. Luego cuando descubrí todos los temas de Superunknown, y de sus discos anteriores, Ultramega Ok, BadMotorfinger, los compilados de Deep Six y SubPop, en pleno apogeo del grunge me hice fanático. 

Pero también por supuesto conocí esa genialidad que fue Temple of the Dog. Un disco que inicialmente iban a ser un par de temas en homenaje a su gran amigo, Andy Wood de Mother Love Bone, pero como Cornell era tan genial, hizo al final un disco, con la ayuda de Stone, Jeff, Matt, Mike y Eddie de Pearl Jam.

Y es que Cornell era así. Era como el padrino de todos los grupos que nacian en Seattle. El que apadrinó a Eddie Vedder cuando llegó a Pearl Jam, que lo invitó a cantar en el proyecto de Temple, y que fue su guía en los principios. El que cantaba en un disco de Alice in Chains, y que después salia de gira con Pearl Jam y Soundgarden y que pese a que quizás las otras bandas alcanzaron mayor éxito comercial que la propia, nunca sintió envida. Al contrario, siempre llenó de elogios a todos sus colegas, porque sabía todo lo que había costado llegar a la cima. Porque él estuvo antes que todos en Seattle.

Chris Cornell era de esos tipos tan talentosos, que podía escribir una canción con una guitarra con una cuerda. Son tantas y tan buenas tanto con Soundgarden, con Temple, con Audioslave y como solista. Era admitable la fiereza que podía cantar Outshined o Rusty Cage, la irreverencia con la que podía escribir canciones como Jesus Christ Pose, la sensibilidad con que podia cantar y escribir canciones como Sunshower, con la genialidad que podía expresar el amor y el desamor en canciones como Like a Stone o Im the Highway, con la nostalgia de la pérdida que podía expresar en Say Hello to Heaven o Reach Down, con la magistralidad que podía expresar la tristeza en Fell on Black Days

Siento que Chris en el último tiempo, y es algo totalmente a título personal, que sabía que tenía que terminar todo lo que le estaba quedando inconcluso. Por eso en el último tiempo sacó dos discos, juntó de nuevo a los Temple of the Dog y volvió a juntar a sus amados Soundgarden, y no se cerraba a reunir a Audioslave. Vivía una etapa de alta producitividad, como si presintiese que quedaba poco tiempo, que había que sacar todo eso que aún tenía por entregar.

Tuve la suerte de verlo en dos ocasiones que vino a Chile. La primera vez en el Maquinaria 2011, donde con solo una guitarra podía encantar a todo una multitud, acompañado en algunos temas de Temple de Alain Johannes. La segunda vez, en el Municipal de Santiago, el 2016. Esa vez dejó claro porque era uno de los artistas fundamentales de las últimas décadas. Dueño de un carisma sin igual. Un tipo sumamente talentoso. Que se dio el tiempo de pasearse por todos sus proyectos, que acepto incluso sugerencias del público. Me quedó grabado cuando alguien le pidió "Man of Golden Words" de Mother Love Bone y dijo "hey, ¿por qué no?". 

A los 52 años le quedaba mucho. Y es que esas son las cosas que están mal y que no me puedo explicar. Chris Cornell tenía que haber muerto de viejo, en 20 o 30 años más, y con unos 10 discos más en su ya, prolífica carrera. No así, no hoy. 

Disculpen lo poco prolijo de esto. 

Say Hello to Heaven, Chris.