[Opinión] Encuestas en Chile: Creando realidades políticas

24 Noviembre 2017

En Chile, las encuestas han dominado y manipulado la opinión política del país por muchos años y fueron consideradas hasta hace días como el gran oráculo de consulta de los partidos políticos, los gobiernos y los opinólogos políticos.

Andrés Gillmore... >
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Las encuestas políticas, de una u otra forma, van creando realidades y es indesmentible como forjan opinión, que por lo demás se estudia concienzudamente desde segundo año de sociología y parte importante del currículum de la profesión; tal como un estudiante de economía estudia la mejor manera de no pagar impuestos y cómo gastar menos y obtener el mayor rendimiento. Normalmente estas consultoras, que a su vez son asesoras de ciertos partidos políticos, van de acuerdo con los fines y los objetivos de quienes las financian, que puede ser indistintamente el Estado o algún organismo privado. En Chile, han dominado y manipulado la opinión política del país por muchos años y fueron consideradas hasta hace 3 días como el gran oráculo de consulta de los partidos políticos, los gobiernos y los opinólogos políticos, que usaban esta información para sustentar sus opiniones, proyectar sus raciocinios y los gobiernos las usaron muchas veces para desarrollar políticas públicas.

Las encuestas toman una especial relevancia cuando las carreras políticas son estrechas y los resultados inciertos, como esta ocurriendo en la actualidad y más aún, cuando no sólo se está decidiendo qué coalición política gobernará, sino más que nada, se está decidiendo por una forma de hacer desarrollo muy diferentes una de la otra. Cuando existe una carrera corrida como sucedió en la segunda vuelta entre Michelle Bachelet (PS) y Evelyn Matthei (UDI) en el 2014, las encuestas dejaron de ser trascendentes, perdiendo la vitalidad y se entregan a la realidad que las supera en vez de crear realidad como ocurre cuando las lideranzas están disputadas. Lo que causa extrañeza, es que las encuestadoras no estén sujetas a una regulación y que en la actualidad cualquier hijo de vecino puede hacerlas sin mayor problema y eso es muy peligroso para el país.

Los representantes de las dos encuestadoras más reconocidas, Harald Beyer del CEP (ex ministro de educación de Sebastián Piñera) y Roberto Izikson de CADEM (ex jefe de comunicaciones del mismo ex-Presidencia de Sebastián Piñera 2010-14) ligadas a los partidos de derecha han tratado de justificar lo injustificable, al quedar en evidencia la manipulación y han apelado a lo más simple, que se equivocaron en evaluar; pero la verdad que el análisis de lo que ocurrió debe ir por una vereda muy distinta a ese simplismo. No hay que ser muy inteligente para entender que las encuestas desde hace rato que se están haciendo con las cartas marcadas. Lo complicado y lo que las pone en entredicho, es que los encuestadores con las relaciones de poder con que se financian, han creado una realidad totalmente diferente de lo que es, haciendo que se tomen muchas veces decisiones equivocadas al pensar que es una visión de la mayoría y en verdad no son más que intereses de una minoría.

En el pasado el ciudadano no tenía otros medios de informarse que no fueran El Mercurio, La Tercera, La Segunda y la TV abierta, que como todos sabemos está en manos de los intereses empresariales que apoyan a Sebastián Piñera, que abogan por el crecimiento del país y que en ningún caso es desarrollo qué es lo que cuenta. Y muchos ciudadanos, por no decir una gran mayoría, responden de acuerdo con la realidad creada por las encuestadoras, machacada reiteradamente por los medios, que al final terminaba determinando bajo esos parámetros a la hora de decidir por quién votar. En la actualidad Chile se ha transformado en uno de los países con más desarrollo de Internet y redes sociales, dada la relación entre el servicio prestado y la cantidad de habitantes, haciendo que la ciudadanía en la actualidad utilice otros medios para informarse, que han equiparado de cierta manera el desbalance comunicacional a sólo un clic de distancia. Esta nueva realidad ha cambiado la forma de analizar la realidad y sobre todo por ese 48% que si vota y se interesa por los temas públicos y que se vio reflejado con diferencias rotundas en los % de aprobación y desaprobación de los candidatos a la presidencia el pasado domingo 19 de noviembre.

Si entendemos la política como la posibilidad de movilizar voluntades en beneficio de ideas y conceptos, que muchas veces son engañosos, es indudable que el proceso democrático debe tener como objetivo básico la comunicación verdadera y el seguimiento del votante para que se pronuncie con todos los argumentos posibles. Es decir, para que pueda contar con el mayor pluralismo posible a la hora de emitir el mensaje por medio del voto y para que el volumen de los ciudadanos informados sea el mayor posible.

La comunicación efectiva entre el mundo político y la ciudadanía crea espacios de interacción al producir símbolos y legitimación en favor o en contra de una idea o de una concepción de la realidad en la cultura cívica. La política es parte esencial del ser humano, porque introduce en la realidad y te permite sacar ventajas comparativas hacia los intereses de la mayoría. La falta de cultura política genera incomprensión de los símbolos producidos por los intereses de clase que dicen representar los partidos políticos y que en el último tiempo hemos podido constatar que suelen ser engañosos y ideológicos, escondiendo realidades vergonzosas para producir la dominación social.

La cultura política desarrollada por una sociedad, tiene relevancia precisamente por ese motivo, porque permite al gran todo ciudadano decodificar el lenguaje político para intervenir en la creación, producción y difusión de signos esenciales para ser comprendido y comprender lo que se esta haciendo y diciendo, sin ir en contra de sí mismo, como suele suceder muy a menudo. Por eso es importante que exista educación cívica y política en la educación media en los colegios, porque crea en las nuevas generaciones el entendimiento de los signos y los métodos usados por la política y no pasar por la vida a merced de intereses que no representan la condición en la que estás, entendiendo formas y fondos para poder elegir en conciencia y de acuerdo con la realidad en la que estás inmerso.

Desarrollar una democracia real y participativa no es fácil y nunca lo será, para lograrlo es necesario actuar con ética y sentido común. Con las reformas políticas realizadas en el último tiempo al formato político, pone de manifiesto una vez más que la intencionalidad puestas en la reforma al binominal y al voto voluntario, no tuvo otro objetivo que beneficiar a la élite política posicionada en el congreso que como todos sabemos no quiere soltar prenda y no como una forma de perfeccionar y sustentabilizar el proceso democrático del futuro sustentable del país. Se hicieron reformas obviando los intereses ciudadanos y eso siempre terminara pasándole la cuenta a la democracia y transformándose en un atentando en contra de los intereses futuros del país.

La reforma realizada al binominal por el gobierno de la Nueva Mayoría, creó un formato de listas igual de complicado que el mismo binominal, que puso en el congreso a personajes que no sacaron siquiera el 3% de los votos y dejó fuera a gente que obtuvo cerca del 27 % de los votos, que tenían mucho que aportar, simplemente porque eran independientes y no querían ser parte de un partido político y tener que claudicar en su fundamento; que en sí mismo es una aberración imperdonable creada por los que diseñaron la reforma, con la clara intención de beneficiar los intereses partidistas… de siempre.