Cárcel de San Miguel: Derechos humanos en la perspectiva carcelaria

09 Diciembre 2010
Urgente revisión de los derechos humanos en los modelos físicos de tratamiento penal. Inhumano efecto crematorio en cárcel de San Miguel.
Felipe Sfeir >
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Corriendo en los años 90, el gobierno democrático elegido por los chilenos en sistema de elecciones libres, inició una profunda revisión de los derechos humanos en varios ámbitos de la sociedad, incluyendo por cierto los derechos humanos en las organizaciones civiles, militares, policiales, de gendarmería, entre muchas otras formas de organización para el desarrollo del estado y del país bajo estado de derecho.
Recuerdo que en una reunión con personal de Gendarmería, cuando trabajaba como consultor para la reformulación del sistema penitenciario, encargo realizado por el Gobierno a través de la Intendencia de Coquimbo, el Alcaide de la ex Cárcel de la Serena, me indicó que en algunos casos las condiciones de vida adentro del penal eran infrahumanas. El hacinamiento y la carencia de salubridad eran evidentes. Recuerdo que al ingresar al penal para hacer una inspección del ambiente, lo primero que me produjo impacto sensorial fue el hedor que provenía del espacio interior, muy fuerte, concentrado, cargado de adrenalina y vapores corporales.
Visité muchos recintos penales, incluso me proporcionaron los planos de varias cárceles de Santiago, por hoy ya inexistentes como tales. Gendarmería colaboró con mi trabajo de modo sorprendente, tenía una confianza en mi trabajo que por hoy me deja perplejo. Ellos comprendían que lo que saldría de mi ejercicio profesional y de los profesionales del equipo interdisciplinario, sería una propuesta urgentemente necesaria para superar la crisis de los recintos penitenciarios en Chile.
La entrega del proyecto se realizó en las oficinas de la Ministra de Justicia en ese entonces, Soledad Alvear Valenzuela. Nos señalaron posteriormente que el trabajo realizado había alcanzado ribetes precursores en la modelación de nuevos sistemas de tratamiento penitenciario a nivel latinoamericano. Proponíamos un cambio paradigmático en las estructuras físicas y en las conductas internas de la Institucionalidad Punitiva. Todo ello conducía a un replanteo de la reforma procesal penal, lo que se produjo en los años sucesivos y generó dinámicas que aún se encuentran en ejecución progresiva.

Se planteó claramente la participación privada en la administración penal, incorporando a los internos en un sistema productivo que les permitiera no perder su esencia humana como seres capaces de hacer y pensar. Se propuso la creación de una Corporación de Rehabilitación Penitenciaria y un gran centro procesal en La Serena, desconcentrado de otros servicios, lo que se ejecutó posteriormente, así también se acogió la recomendación de ubicación para el nuevo centro penal, actualmente Huachalalume. Se revisaron los estándares más convenientes para que no se produjeran situaciones de hacinamiento que incrementan los riesgos psíquicos y físicos de los internos.
Se modeló un arquetipo urbano-arquitectónico como matriz lógica de lo que convendría para construir los futuros recintos penales, evitando más encierros improductivos, pasando hacia una integración re-constructiva de la sociedad entera, sin poner en riesgo a los familiares de los reos, ni a la sociedad cuando los reos peligrosos sin remedio quedan en condiciones similares a los primerizos o por simples delitos no criminales. La Comisión Chilena de Derechos Humanos de entonces cumplió un rol determinante en la redefinición del sistema penal imperante.
Massimo Pavarini, un critico de los modelos penitenciarios ha sostenido que la cárcel como la concebimos actualmente debería ser abolida, para dar paso a un sistema de tratamiento penal justo y dentro de los derechos humanos que deben ser aplicados en todos los casos. “La única cárcel modelo es la que no existe. Por ello sería necesaria la despenalización de los delitos irrelevantes y limitar el encarcelamiento a un núcleo muy reducido de delincuentes. Las penas pecuniarias y la labor comunitaria deberían ser utilizados como sustitutivos de la cárcel" 07/06/1985.
En el contexto del Día Internacional de los Derechos Humanos, 10 de Diciembre, es que deseo manifestar mi profundo dolor al ver que cientos o miles de personas están sintiendo profundo dolor por el efecto “horno de Auschwitz” en la cárcel de San Miguel, donde nada podrá reponer el dolor que aflige a los seres humanos que han perdido a sus seres queridos, aunque hayan sido delincuentes, estaban en proceso de rehabilitación penitenciaria ¿o el sistema no es capaz de cumplir con su objetivo?... Las cárceles DEBEN ser capaces de rehabilitar a los internos, volverlos a la sociedad con mejor esperanza de ser aceptados y puestos al servicio del desarrollo del país. La criminalización no es un herramienta de desarrollo, sino por el contrario, es el camino a la destrucción ética de la nación y del estado.
Chile debe ponerse de pie de modo integral, no solamente después de un T+T 27-02-2010, no solamente para recatar a los 33, no solamente para ser un solo corazón, sino también para respetar los derechos humanos adentro y afuera de las cárceles.
Mis sentidas condolencias y compasión con los familiares de los reos fallecidos en tan inhumanas condiciones.
Dios los tenga en su santo seno, en el cielo.
http://www.ushmm.org/wlc/es/article.php?ModuleId=10007021