Columna Opinión: Credibilidad e Imagen País

11 Noviembre 2013
Hoy más que nunca la generación de estrategias consecuentes en materia energética es fundamental para tener una oportunidad real de desarrollo tal como a principios de los noventa los políticos tuvieron que renovarse y transformarse en economistas.
Andrés Gilmore >
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Uno de los grandes objetivos que se vendió en la campaña presidencial por parte del gobierno de la coalición por el cambio, del actual presidenteSebastián Piñerafue que los temas fundamentales de país serian alimentación, energía, conectividad y globalización, puntos de gran trascendencia con miras a un futuro inmediato y responsable, que nos darían la fuerza estructural y los protocolos de trabajo para conseguir un desarrollo consecuente y de significancia, a través de un liderazgo que impulsara un desarrollo hacia toda la cadena productiva, apoyando iniciativas que promoverían la innovación, competitividad, responsabilidad social y educativa y sobre todo el cuidado del medio ambiente como punto trascendental de la estrategia. Ítems fundamentales que nos entregaría una productividad sustentable.

Bajo esos parámetros de buenas intenciones que no son menores, proyectaron al actual gobierno y los hizo llegar a la Moneda, con un cambio radical y ser el primer gobierno de derecha en la nueva democracia chilena, que permitió en ese entonces ver el futuro de manera esperanzadora. Se decidió por un eslogan maravilloso y en aquellos tiempos no tan lejanos creo un nuevo paradigma teórico,“CHILE POTENCIA ALIMENTARIA MUNDIAL”. Un formato de una fuerza tremenda, que seria la base conceptual con la cual buscaríamos llegar a ser una nación moderna y competitiva, con una mirada certera hacia un desarrollo y una estabilidad que permitieran el mejoramiento de la calidad de vida tanto rural como urbana, impulsando una nueva política estratégica agraria, renovada y dinámica a través de una alianza publico-privada, entendiendo el nuevo concepto supremo de hoy, que la globalización del comercio exterior es de importancia vital para  acceder a un lugar de vanguardia entre las naciones exportadoras de la región.

Todo lo arriba expuesto es de una verdad teórica y de un sentido común notable, que de verdad estremeció por sus conceptos y la vanguardia estratégica de esta nueva mirada de producir crecimiento y luego desarrollo. Hoy lamentablemente nos ha quedado un sabor amargo y vemos como esa teoría finalmente no se concreto y hoy a pesar de todas las buenas intenciones nos estamos transformando en una nación que se niega a si misma.

Chile por características geográfica tiene por obligación que salir a buscar mercados externos para poder proyectarse. Es común que productos chilenos estén en las mesas de todo el mundo, ganándose un espacio en el comercio mundial y estén muy bien catalogados por la relación precio calidad.

Este plan formidable presentado con bombos y platillos esta en jaque por una razón muy sencilla, estamos desarrollando una matriz energética fuera de propósito, con una visión inconsecuente de acuerdo con la realidad del planeta y la nueva manera de hacer las cosas en esta materia tan trascendental, que esta terminando con la proyección de una forma tan radical, que si no se reestructuran los procedimientos actuales en la generación de energía y desarrollamos una estrategia limpia y ordenada, la actual huella de carbón con la que contamos y los malos procedimientos para producir casi todos nuestros productos exportables con energía sucia, harán que en un futuro no muy lejano y no hablo mas de diez años, nos transformaremos en el país más sucio de Latino-América. Nuestros productos en un futuro serán evaluados y devaluados según nuestra matriz energética, haciendo que pasemos de una austeridad mediana a una pobreza descabellada y tormentosa, sobre todo después de haber atesorado un principio de calidad de vida y la perspectiva real de un desarrollo continuo y sustentable.

Hoy el escenario con la posible aprobación de los proyectos energéticos de HidroAysen y de Energía Austral en la región de Aysén, ponen en duda el futuro del país, precisamente por carecer en esta materia de una visión de futuro, dejando de lado la justicia social y ambiental. El estado chileno se ha transformado en un estado mórbido, sin don de mando, totalmente a merced de las transnacionales y sus mezquinos intereses, que solo utilizan el país para lograr ganancias sustentados en su visión engañosa de desarrollo.

El futuro de Chile esta en un serio entredicho y esta claro que el próximo gobierno tendrá la dura tarea de luchar con este legado insípido y fuera de orden impuesto por un grupo de poder sin capacidad. Hoy más que nunca la generación de estrategias consecuentes en materia energética es fundamental para tener una oportunidad real de desarrollo tal como a principios de los noventa los políticos tuvieron que renovarse y transformarse en economistas. Hoy los políticos del futuro que elegiremos en pocos días, tendrán que entender de matriz energética, medio ambiente y sustentabilidad social para poder gobernar.