Educación e información, las claves que podrían ayudar a combatir la obesidad

29 Agosto 2014

La Organización Panamericana de la Salud situó a Chile entre los países con mayor tasa de obesidad del mundo. Especialistas aconsejan terminar con el prejuicio de que las comidas tradicionales hacen engordar y piden incorporar el tema en los planes escolares.

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“El sobrepeso afecta al menos a uno de cada dos adultos y ya hay algunos países donde es tres de cada cuatro”, indicó la representante en Ecuador de la Organización Panamericana de la Salud (OPS), Gina Tambini, y ubicó a México, Chile y naciones del Caribe en una situación crítica y alarmante.

Tambini comunicó que la ingesta de productos procesados, ultra procesados y comida chatarra de bajo nivel nutricional sería la causa de los problemas a la salud que afectan especialmente a niños y adolescentes.

Por su parte, el presidente nacional del Colegio de Nutricionistas, Samuel Durán, recordó que el 90 por ciento de los chilenos es sedentario y consume alimentos ricos en azúcar y sal y pobres en fibra dietaria.

A su vez, Durán valoró el nuevo etiquetado de productos en Chile, puesto que permitirá que la gente pueda elegir más fácil entre los productos similares: “México es el principal consumidor de bebidas y Chile el segundo o tercero después de Estados Unidos, entonces tenemos ingestas similares en comida chatarra y bebidas azucaradas, un perfil de una dieta occidentalizada donde se ha dejado un poco de lado la comida tradicional. Mucha gente cree que los porotos, las lentejas, los guisos y la cazuela engordan, pero es todo lo contrario: son alimentos que tienen bastantes nutrientes, aportan fibra dietaria y en un plato regular no tienen tantas calorías como pueden tener una hamburguesa o un paquete de papas fritas”, expuso el académico de la Universidad Autónoma de Chile.

En Chile, advirtió, casi un 70 por ciento de la población adulta vive con sobrepeso y obesidad y lo mismo ocurre con el 50 por ciento de los niños. “Debe haber una alarma de parte de las autoridades de salud frente al tema, que puede llegar a impactar en la economía con el aumento en los gastos de salud y disminución de la capacidad de trabajo”, señaló.

En tanto, la directora del Centro de Tratamiento Integral de la Obesidad y Enfermedades Metabólicas del Hospital Clínico de la Universidad de Chile, Karin Papapietro, apuntó al desconocimiento sobre la importancia de la alimentación para la calidad de vida.

En su opinión, los problemas a temprana edad “quieren decir que tanto el consumo en adultos como el ejemplo hacia los niños está fallando”.

En ese sentido, Papapietro propuso integrar el tema a los planes educativos: “Un ramo que tenga relación con el autocuidado en general, dentro del que se encuentra el autocuidado de prevenir la obesidad y las enfermedades metabólicas. Enseñarle a los niños por qué tienen que cuidar su alimentación, cómo tienen que hacerlo, por qué tienen que hacer actividad física. Ojalá el niño pudiera adquirir esta información en los primeros años de la educación básica, cuando hay una sensibilidad y capacidad de incorporar información importante”, propuso la doctora.

Por último, la experta planteó la opción de reducir impuestos a los productos saludables, fomentar la actividad física durante las horas de ocio de los niños y promover la interacción en las comidas familiares, como políticas gubernamentales.