¡El amor de mi vida!: Omar Borkan robó corazones en discoteque coquimbana

19 Julio 2013

De Arabia con amor, este guapetón se adueñó de las fantasías de centenares de mujeres presentes en la Discoteque Club Oxigeno, además de algunos hombres como yo.

Doctor Maki-kero >
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Sin dudas la jornada de anoche fue especial, nuestras miradas se entrecruzaron y sentí que mi corazón iba a explotar. Jamás imaginé estar a sólo metros del hombre más hermoso y maravilloso del mundo, se trata de Omar Borkan, quién deslumbró a las presentes en la discoteque Club Oxigeno de Coquimbo a eso de las 2:30 am de este viernes. 

Alrededor de 600 féminas repletaron la discoteque coquimbana, gritando desenfrenadas ¡Regálame un hijo! o simplemente ¡hazme tuya!. Lo cierto es que no fui la excepción, a pesar de nacer con atributos masculinos, mi sexualidad sucumbió cuando apareció en escena este manjar de dioses acompañado por cercanos colaboradores como Chocolate Sexy.

Tras cerca de 25 minutos sobre el escenario, el hombre deportado de su país por ser guapo conquistó con su belleza. Una motivación única para escabullirme en el Very Important People de la discoteque con el objetivo que me privilegiará con un ¡Hello¡.

Ofrecieron tomarme una fotografía junto a él, pero las miradas envidiosas de mujeres histéricas por un saludo me mantendrían inquieto. Soy un cobarde y me arrepiento, aunque si lo abrazaba se tornaba probable que le comía la boca a besos, sin dejar de respirar.

Me siento privilegiado de compartir con él y observar a sólo centímetros su piel de seda, presencia que emana pasión y ojos color almendra. Lo acepto, también me dejó enfermo de amor al igual que las yeguas presentes anoche en la discoteque. A pesar de autodenominarse el más rico del planeta, la verdad es que ese encasillamiento queda pequeño al ser por siempre el mejor del universo.

No perderé este sábado a la madrugada una nueva ocasión para verlo nuevamente, cuando se presente en otra discoteque coquimbana. Capaz si ocupo más tiempo en técnicas de conquista efectivas esté entre mis brazos definitivamente.