El futuro corredor bioceánico por el Paso de Agua Negra

15 Mayo 2011

El Paso de Agua Negra tiene un gran punto a favor, y es que la habilitación del mismo encabeza la lista de los proyectos más anhelados por los habitantes de las ciudades de Coquimbo y La Serena, las principales ciudades de la región.

Sergio Zúñiga >
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Varios son los pasos fronterizos que se muestran como candidatos para ganar en la carrera por el anhelado corredor bioceánico. Se trata de unir los productivos norte argentino y sur de Brasil, con el Océano Pacífico por el norte de Chile. No sólo la Región de Coquimbo tiene sus cartas, sino que en realidad las cuatro regiones del norte chileno tienen las propias.

En la Región de Coquimbo se trata del paso de Agua Negra, el que comunica la provincia Argentina de San Juan con la ciudad de La Serena, a través del Valle de Elqui pasando por la ciudad de Vicuña.

En el papel, varias son las desventajas o debilidades comparativas de este paso. Por una parte, se trata de una uno de los pasos fronterizos más altos del país, con  4800 msnm, por lo cual actualmente suele estar abierto sólo de diciembre hasta abril de cada año. Además, la habilitación implica la construcción de un túnel binacional de aproximadamente 17 kilómetros de largo, con un costo cercano a los 250 millones de dólares, con lo que se lograría que no permanezca cerrado más de 10 días al año.  En adición, en la misma región de Coquimbo aparece como alternativa potencialmente más económica y con menor altura, el paso de la Chapetona, a través de la comuna de Monte Patria, a solo 3.600 metros de altura.

Sin embargo, el Paso de Agua Negra tiene un gran punto a favor, y es que la habilitación del mismo encabeza la lista de los proyectos más anhelados por los habitantes de las ciudades de Coquimbo y La Serena, las principales ciudades de la región. Múltiples comités binacionales, estudios de factibilidad, encuentros y convenios han dado cuenta de esto. Además, debido a esto, dicho paso se ha convertido por años en uno de los principales caballitos de batalla en tiempos de campaña electoral.

Un punto no menor, y del cual existe escasa discusión, es acerca de los costos que deberá asumir la ciudad de La Serena, en caso de que un Corredor Bioceánico una los puertos de Porto Alegre en Brasil y el Puerto de Coquimbo en Chile. Me refiero al inmenso tráfico de carga que implicaría aumentar la capacidad del puerto y de las conexiones viales.

La capacidad actual del puerto de Coquimbo es minúscula en comparación al volumen de carga potencial provenientes de los gigantes argentinos y brasileños. Algunos cálculos señalan que el paso de Agua Negra atraería un tráfico similar o incluso superior al de Cristo Redentor. Si actualmente un 80% del movimiento terrestre de camiones entre Argentina y Chile pasa por Cristo Redentor, a pesar de permanecer cerrado 40 días al año, el flujo de movimiento por el paso de Agua Negra seguramente va mucho más allá de lo que se imaginan los habitantes de Coquimbo y La Serena.

Debido a esto, hay que agregar la necesidad de mejorar carreteras, construcción de un puerto seco, pasos viales a desnivel adicionales por la carretera que une La Serena con Coquimbo para que puedan circular los cientos de camiones diarios. Cuesta imaginarse actualmente nuestra tranquila ciudad, transformada por un mar de movimiento, filas de camiones de carga por la ruta 41, y parqueaderos gigantes de camiones en el puerto. Al aterrizar el proyecto a la realidad, para vestir a un santo sin desvestir a otro, no caben más que gigantescas inversiones adicionales a lo que requiere para construir el túnel, y de eso poco o nada se ha escuchado.

La pregunta que bien vale hacerse como habitantes de la conurbación Coquimbo-La Serena, es si los beneficios realmente logran superar los costos. La estrategia de desarrollo de esta zona costera apunta a desarrollar el turismo. Los conflictos por la competencia por el uso del borde costero entre distintas actividades productivas, cada vez con más fuerza se ha ido resolviendo a favor del sector turístico. En este sentido, un corredor bioceánico por estos lares muy probablemente va en dirección opuesta a lo que ha venido haciendo la región.

El ideal sería que se obtuvieran solo los beneficios relacionados con un mayor flujo turístico y los mayores flujos comerciales, sin llegar a los volúmenes de movimiento de carga que supone un corredor biocéanico. Pero con solo eso, los números no cuadran, es decir el proyecto no es rentable económicamente.

A estas alturas, es claro que la decisión final difícilmente se tomará en función de criterios económicos. La construcción del túnel depende en realidad sólo de la voluntad política de las autoridades centrales, la que responde directamente al entusiasmo que muestren los habitantes de Coquimbo y La Serena por el proyecto.

Foto: Álvaro Valdivia