Femicidio, un triste recordatorio

29 Abril 2020

Exijamos justicia para las víctimas, denunciemos los casos conocidos o vividos, exijamos mejoras para la protección de víctimas de violencia doméstica y por sobre todas las cosas, no olvidemos

Victoria Larraín >
authenticated user Corresponsal Corresponsal Ciudadano

Un femicidio es siempre una tragedia, una tragedia que afecta a todas las personas directamente involucradas y sus cercanos, una tragedia que tristemente puede evitarse, una tragedia que toma especial relevancia y genera aún más dolor cuando es el primer femicidio en nuestra región en lo que va del año 2020 tratándose de una mujer de tan solo 22 años quién además habría realizado denuncias previas por violencia intrafamiliar.

Estos casos nos remecen, nos remecen porque son un recordatorio. Nos recuerdan que aunque salgan 1 millón de mujeres a las calles el 8 de marzo la realidad no cambia tan rápido. Nos recuerda que tenemos un sistema de protección a víctimas que no funciona como debería funcionar. Nos recuerda que denunciar no es suficiente, es solo el primer paso. Nos recuerda que las mujeres son víctimas de violencia de género. Nos recuerda que a las mujeres las matan hombres, incluso las de nuestra región.

La problemática de la violencia de género y violencia intrafamiliar se entrecruzan por un sinnúmero de factores que generan estas situaciones, desde la cultura machista y el patriarcado a la dependencia económica y la carencia de redes asistenciales efectivas. Es una lucha que no da tregua, dónde cada caso es una batalla por ganar. El pasado martes perdimos la batalla. La perdimos en el momento en que no se logró hacer lo suficiente para que Yulisa estuviera segura continuando con su vida junto a su familia y seres queridos.

Espero que este trágico recordatorio nos vuelva a despertar y que nos haga entrar en acción. Exijamos justicia para las víctimas, denunciemos los casos conocidos o vividos, exijamos mejoras para la protección de víctimas de violencia doméstica y por sobre todas las cosas, no olvidemos. Apoyemos a las familias de las víctimas en sus dolores y búsqueda de justicia para sus hijas, hermanas, primas, madres, tías y amigas.

Que esta primera batalla perdida, no sea la primera de muchas. 

La lucha no se acaba hasta que el número de femicidios sea igual a cero.

¡Ni una menos!