Jóvenes coreanos comparten con adolescentes de Centro del Sename en La Serena

10 Octubre 2014

La visita busca generar intercambio cultural y ayudar en la reinserción de jóvenes infractores de ley.

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Una importante visita realizó una delegación de jóvenes coreanos al Centro de Internación Provisoria y Centro de Régimen Cerrado (CIP-CRC) de La Serena. El objetivo de la actividad fue conocer el trabajo que se realiza al interior del recinto dependiente del Servicio Nacional de Menores (Sename) y compartir con los jóvenes infractores de ley.

La jornada comenzó con un recorrido por los diversos talleres que se imparten al interior del centro, tales como juguetería, pirograbado y artesanía en greda, para posteriormente compartir un rico mote con huesillos con los adolescentes de la Casa 4, instancia en la que intercambiaron regalos, risas y experiencias.

La opinión que se llevaron los jóvenes asiáticos de la experiencia fue muy buena. Nari Kim, integrante de la delegación y traductora de sus demás compañeros, manifestó que “este centro, más que un lugar de reclusión, parece una escuela cerrada. Me gustó compartir con los jóvenes, me pareció un poco fuerte pero me encantó”.

Esta iniciativa surge de un convenio de cooperación entre el Instituto Nacional de la Juventud, Injuv, y la Dirección de Juventud del Ministerio de Equidad de Género y Familia del Gobierno de Corea del Sur, “acuerdo que trajo hasta la Región de Coquimbo a cuatro adolescentes coreanos”, explicó el director regional del Injuv, Emilio Reyes.

El objetivo del convenio es promover la participación juvenil y el intercambio cultural entre ambas naciones, actividad que se realiza cada año y que en esta oportunidad se desarrolló en la Región de Coquimbo.

Para la directora regional del Sename, Verónica Zárate, es importante que se haya escogido el CIP-CRC de La Serena para materializar dicho convenio, ya que “la integración cultural es importante para el desarrollo de nuestros jóvenes, ya que les permite conocer y conectarse con otras vivencias de adolescentes que además pertenecen a otra cultura, con diferentes tradiciones. El abrir nuevas visiones de la vida y reconocer que otros jóvenes comparten intereses y motivaciones comunes, propias de su etapa de desarrollo, les permite resignificar sus propias experiencias”, finalizó.