¡La edad no es límite! Ovallina de 61 años cumple su sueño de egresar de Gastronomía

28 Febrero 2020

Brígida Palta comprobó que nunca se termina de aprender. A la vez los estudios le ayudaron a sobrellevar una fibromialgia que la aqueja.

Equipo El Obser... >
authenticated user Editor

Acompañada por sus hijos, Brígida Palta (61) llegó hasta la sede ovallina de Santo Tomás para recibir 2 diplomas que certifican sus competencias en “Alimentación Industrial” y “Servicio de comedor y bar” en una emotiva ceremonia que, además, sella oficialmente su egreso de la carrera Gastronomía Internacional y Tradicional Chilena.

Sin embargo, su desafío aún no termina, puesto que para ella la meta más importante es obtener su título profesional, para lo cual primero debe realizar su práctica y luego rendir su examen de titulación, el que confiesa ya se encuentra preparando. “Ya estoy pensando en mi receta, ya tengo la entrada pensada y quiero hacerlo rápido porque necesito cumplir esta meta”, comenta emocionada.

Mientras disfruta junto a sus compañeros y familiares de un coctel preparado por todos los egresados para celebrar la culminación de una etapa, Brígida se toma un tiempo para contarnos cómo ha sido su experiencia en la educación superior.

Con 2 hijos y 4 nietos, cuenta que este día es “súper importante porque a mi edad, 61 años, es un logro súper importante porque es el sueño que siempre tuve y lo hice con esfuerzo. Ahora, mi meta es sacar el título y demostrarle a mis hijos y mis nietos que a cualquier edad se puede”.

¿Por qué decidió retomar los estudios?

Yo salí de la Providencia de cuarto medio, y ahí me estanqué, pero hice hartos cursos, pero una carrera siempre fue mi sueño. Cuando salí de cuarto medio quería ser arsenalera quirúrgica y quedé, pero en ese tiempo, en el año 76 era difícil. Siempre me gustó estudiar, siempre para mí estudiar era una realización.

¿Por qué decidió estudiar Gastronomía?

Siempre me gustó la cocina, de hecho hacía cosas como tortas, estuve trabajando para el norte hasta que me enfermé y me dio fibromialgia.  Entonces no hallaba que hacer y decidí estudiar, siempre había sido mi sueño estudiar, entonces me puse las pilas, eso sí que estudiaba solamente.

Me encantó la carrera, aprendí mucho, porque uno nunca termina de aprender, descubrí que también puedo hacer cosas a otro nivel.

¿Cómo fueron para usted los años de estudio, sobre todo con su enfermedad?

Yo vivo con dolores, pero uno al final se acostumbra y la cocina es increíble que te concentras en otra cosa y no piensas en eso, es una buena terapia.  Encontré que es una muy buena terapia y el compartir con mis compañeros, aunque son de edades muy diferentes pude aprender de ellos y espero que algo hayan aprendido de mí porque en realidad los veía a todos como hijos.

Con su experiencia trabajando en cocina, ¿sentía quizás que ya no tenía mucho que aprender?

En el trabajo aprendí que uno siempre tiene que ir como que no sabe, hay que hacer como que uno no sabe y después, de a poquito, dando a saber su conocimiento, entonces así lo hice aquí, lo que sabía lo seguí haciendo o lo enseñaba, tratando siempre de aprender, porque es mejor entrar como que no sabes nada a entrar como que sabes mucho, porque nunca se sabe mucho, yo pienso que nunca se termina de aprender.

¿Qué es lo que falta ahora para que pueda titularse?

Ahora tengo que hacer mi práctica y el examen de título y ya estoy pensando en mi receta, tengo la entrada pensada y quiero hacerlo rápido, porque necesito cumplir esta meta. Para mí es importante.

Después de cumplir con esta meta, ¿cuáles son sus proyecciones?

Yo siempre quise tener un negocio, incluso tuve un negocio de comida y quiero seguirlo porque lo dejé por la enfermedad de mi papá. Voy a seguir haciendo tortas, pasteles, pan amasado y comida en general, pero en mi casa, porque con mi enfermedad no puedo tener un trabajo muy riguroso, entonces tengo que hacer algo a mi medida.

¿Cómo financió sus estudios? 

Yo estuve con licencia y ahora me jubilé, así que con eso, como no tengo mayores gastos, lo dediqué para los estudios, pero además es una muy buena terapia para la fibromialgia, porque cuando trabajaba gastaba como $100.000 en remedios y ahora bajé como en $25.000 los gastos en remedios, porque es una enfermedad muy cara porque los dolores son muy fuertes.

Usted tiene dos hijos y cuatro nietos, ¿cómo fue para ellos verla estudiar?

A ellos les gustaba porque siempre les hacía cositas ricas, mis nietos se reían de mí cuando tenía que venir a clases y ellos no. Yo era un estudiante más en la casa, fue una experiencia muy bonita, me encantó realmente, aprendí harto y encontré algo que sí puedo hacer.  Con esfuerzo y sacrificio uno puede lograr cualquier cosa si se lo propone, esa fue la enseñanza que aprendí.