¡La hizo! Ex minero se cambió a la producción y venta de limones

04 Marzo 2020

En plena escasez hídrica, el punitaquino alcanza a producir 2.200 sacos al año.

Norita Ugalde. >
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A unos 40 minutos de la parte urbana de Punitaqui está el predio del agricultor Fernando Honores, un lugar que contrasta con los cerros desertificados de su entorno, ya que a todo visitante lo recibe con la gran vista de sus más de 800 verdes árboles de limones.

Se encuentra en la localidad de Ajial de Quiles, donde junto a su esposa Macarena y sus 5 hijos, de entre 5 y 25 años, trabajan en el cultivo del cítrico. Esta labor se trasformó en el sustento total del hogar luego de cambiarse de rubro.

Honores es nacido y criado en la comuna limarina, sin embargo, hace más de 25 años y en búsqueda de mejores ingresos, tomó sus maletas y dejó atrás la crianza de cabras que por el momento tenía, apostando por una vida basada en la minería en Taltal, con un trabajo que sólo le permitía ver a su familia 10 días en el mes.

“Mi esposa Macarena ya venía trabajando con el tema de los limones y un día me di cuenta que ella sacaba de su venta $2 millones y yo llegaba con un millón y medio y haciendo mucho más esfuerzo, así que no había donde perderse. Nos compramos una camioneta y de ahí no volví más a la minería. Estamos sacando alrededor de 3 sacos por árbol y al año serían unos 2.200 sacos de entre 16 y 18 kilos. Los cítricos son bien rentables”, contó Honores.

“Al principio fue difícil, pero encontramos un pozo profundo para mantenernos, aquí practicamos el riego por goteo, un método que es mucho más rápido, antes regábamos con tazas o mangueras y nos demorábamos hasta 3 días; ahora solo uno”, agregó.

NUEVA OPORTUNIDAD DE NEGOCIOS

Respecto a la comercialización, el agricultor cuenta que entrega su producción en Ovalle y a un cliente que los distribuye en Santiago. Sin embargo, piensa que la realización de una cooperativa sería una opción para vender de forma directa, evitando intermediarios.

Para el Seremi de Agricultura, Rodrigo Órdenes, el trabajo que realiza Fernando Honores es una muestra que la labor en el campo se puede seguir desarrollando pese a las inclemencias del clima: “Fernando trabaja con distintas generaciones y qué mejor que demostrarle a los más pequeños que el campo es vida y sustento económico”.

Macarena, esposa de Fernando, lo mira en medio de los limoneros y le dice “estoy feliz de lo que hemos logrado, acá trabaja todo nuestro grupo familiar”. Por su parte, Honores les responde que “estoy seguro que el resto de nuestras vidas las pasaremos aquí, gratamente realizando agricultura”, finalizó.