Los adultos mayores bajan hasta tres quintiles cuando se jubilan

16 Julio 2015

A propósito de la polémica propuesta que permite a los jubilados hipotecar sus viviendas en búsqueda de mejorar sus pensiones, especialista ahonda en el drama de lo poco que reciben de los adultos mayores de las AFPs.

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La sociedad está envejeciendo. La Organización Mundial de la Salud (OMS) estima que en 2050 el 22% de los habitantes del planeta tendrá sobre 60 años y que 400 millones de personas estarán por sobre los 80. 

Chile no es la excepción. En la encuesta CASEN del 2013 se evidenció un incremento del 9,3% en adultos mayores de 60 años respecto del 2011 en nuestro país. Junto a ello, lo más preocupante es que la pensión promedio de un adulto mayor actualmente alcanza un valor de 7,99 UF, es decir, alrededor de doscientos mil pesos. 

Así, el Sistema de Pensiones en Chile queda en la mira al analizar las bajas jubilaciones que reciben los adultos mayores que han trabajado toda una vida. Aunque también existe una Pensión Básica Solidaria de Vejez, dirigida a los que no reciben una pensión, esta asciende a los $89.514 mensuales, monto que claramente no alcanza para cubrir las necesidades mínimas. 

“La pensión es bajísima porque en nuestro país, a pesar de que desde hace 35 años tenemos un sistema previsional basado en el ahorro, no existe una valoración por la conducta ahorrativa. Los jóvenes tienen una percepción de que la vida hay que vivirla ahora y que el mañana se verá después”, indica Sandra Pérez, docente de la carrera de Gestión Social e Integración del Adulto Mayor de la Universidad del Pacifico. 

Lo anterior, se complica más aún con el aumento de la esperanza de vida de la población. Según las últimas estadísticas de la OMS publicadas en 2014, la esperanza de vida en Chile actualmente es de 83 años para las mujeres y de 76 años para los hombres. 

“El sistema de AFP no se adecuó al cambio demográfico sufrido por nuestro país. La prolongación de la esperanza de vida de la población hizo que los ahorros previsionales acumulados durante la vida activa sean insuficientes para asegurar un ingreso digno en esta etapa. Esto está provocando que las generaciones de adultos mayores no quieran jubilarse porque sus pensiones los empobrecerán. La mayoría de ellos bajan dos a tres quintiles en su posición socioeconómica”, señala la experta en el área de gerontología. 

La pensión es la mayoría de las veces el único ingreso que tienen los de chilenos de la tercera edad. De hecho, en un estudio de la Comisión Presidencial de Pensiones aplicado en marzo del 2015, se observa que para el 55% de los encuestados la fuente de financiamiento de su vejez será la pensión, mientras que el 59% responde que se retira de la vida laboral por situaciones de salud, por lo que se entiende que su único medio de subsistencia será lo que reciba de los fondos acumulados en su AFP. 

“La principal consecuencia de que la pensión de un adulto mayor sea baja es el impacto emocional que esto conlleva. Esto se pude percibir con mayor fuerza en los grupos de clase media, que cuando se jubilan, se ven obligados a cambiar sus estilos de vida”, explica Sandra Pérez. 

¿Hay políticas públicas? 

La última iniciativa en materia de políticas públicas para ayudar financieramente al adulto mayor ha generado fuertes polémicas. Se trata del acuerdo adoptado por la Cámara de Diputados, donde se aprobó un proyecto que permite que los jubilados puedan hipotecar sus viviendas, en búsqueda de mejores pensiones. 

“La propuesta de la hipoteca invertida le endosa al adulto mayor la solución de un problema que debe resolver la sociedad en su conjunto, es decir, trabajadores, empleadores, AFPs y Estado. En mi opinión, la propuesta pasa por ofrecer a los jubilados la alternativa de tener que deshacerse de una de las pocas riquezas perdurables capaz de generar un individuo en su vida: su vivienda, para aumentar sus pensiones. Se requiere más debate público al respecto, en el que se incluya a los adultos mayores, quienes son los directamente interesados en el tema. Se requieren políticas públicas integrales”, explica Pérez. 

El desalentador panorama que caracteriza a las jubilaciones lleva a cuestionarse cómo Chile enfrenta y apoya a la población de adultos mayores que va en aumento. “En nuestro país el tema del adulto mayor aún no ha alcanzado la importancia que amerita, dado que somos el segundo país más envejecido de América del Sur. Necesitamos activar mecanismos de integración generacional. Hoy los jóvenes no tienen una relación cercana con los adultos mayores, ya que la mayoría no ha vivido la experiencia de estar cerca de sus abuelos, por lo que no sabe cómo relacionarse con ellos. Se hace necesario acercar a las generaciones; antiguamente esta cercanía era natural. Hoy por hoy las familias nucleares han dejado fuera a los ancianos”, analiza la docente de la carrera de Gestión Social e Integración del Adulto Mayor de la Universidad del Pacifico.