¡Periodistas de mierda!

Alguna vez el laureado Gabriel García Márquez dijo que el periodismo es el mejor oficio del mundo. Y paradójicamente miles de jóvenes, inspirados en él, se decidieron a estudiar esta carrera.

En los tiempos de pandemia que hemos vivido este 2020, en no pocas ocasiones en Chile estos profesionales han sido muy mal tratados, quizás a veces con razón, de seguro en muchas otras, no.

Por ejemplo, a propósito de la distribución de cajas con mercaderías, el gobierno tuvo un gran apoyo en la difusión por parte de los canales de televisión. La forma en que esta acción se realizó -con amplia exposición de autoridades y la invasión a los domicilios de la población más vulnerable- generó merecidas críticas a los medios.

Sin embargo, el periodismo chileno es mucho más que TV. Hace poco, Daniel Matamala, profesional de CNN Chile y columnista de La Tercera fue objeto de masiva admiración en las redes virtuales por la columna que tituló provocadoramente “Decálogo del buen pobre”.

Mónica González, Premio Nacional de Periodismo 2019, se ha destacado en los últimos meses (a partir del estallido social de octubre) por su participación en diversos espacios de TV, pero su principal aporte lo ha hecho mediante investigaciones que se publican en el sitio https://ciperchile.cl/ donde trabaja un equipo de acuciosos profesionales.

Armar una lista de destacados periodistas que hacen bien o muy bien su trabajo en nuestro país sería injusto porque probablemente muchos queden fuera. Aun así me atrevo a mencionar a algunos. Alejandra Matus, por ejemplo, autora de “El libro negro de la justicia chilena” (1999) que le valió una persecución y autoexilio, sigue muy activa y admirada por sus seguidores en twitter @alejandramatus.

Mauricio Weibel luego de una amplia y arriesgada investigación publicó en 2016 “Traición a la Patria”, dedicado al millonario robo al interior del Ejército de Chile. En 2018 se conoció del mismo Weibel el libro “Ni Orden ni Patria. La Trama Secreta del Pacogate”.

Desde diversas trincheras, medios de comunicación o instituciones, son decenas de profesionales que se las han jugado por informar de lo que pasa en Chile, incomode a quien incomode: Juan Pablo Cárdenas, Manuel Cabieses, María Olivia Monckeberg, son otros nombres que me vienen a la memoria.

La denostación a periodistas por parte del público es nefasta cuando es injusta, pero peor que eso es la intención de afectar económicamente a los medios cuando estos no responden a los intereses de los poderosos. Un caso reciente: el líder empresarial Juan Sutil decidió no colocar más publicidad en dos canales de TV, según expresó debido “a la deplorable actitud de CNN y CHV en los momentos en que Chile necesitaba de un periodismo serio, objetivo y libre de sesgo político”. Se quejaba por la cobertura de esos medios sobre las movilizaciones sociales.

Este cuento es antiguo. “Nadie ama al mensajero que trae malas noticias», escribió Sófocles en su obra “Antígona” conocida en el siglo V antes de nuestra era.

Periodistas rechazados pueden ser no solo quienes escriben incomodando al poder, basta a veces con hacer una pregunta indeseada. Hace poco el Presidente de EEUU, Donald Trump, maltrató a Weijia Jiang, reportera de CBS News porque ella insistió con una “pregunta desagradable”. 

Aquí en Chile, algunas autoridades se niegan a dar entrevistas, otros se niegan a responder a ciertas preguntas y se sigue dando la vieja práctica de llamar por teléfono al director del medio para quejarse por un periodista. Otros llaman a un familiar del periodista, qué vergüenza. 

A propósito de la pandemia, poco se sabe de las víctimas fatales que esta ha provocado entre los periodistas en América Latina en el ejercicio de la profesión. Aquí les dejo una noticia del colega peruano Hugo Coya al respecto: https://www.theguardian.com/world/2020/jun/02/peru-coronavirus-pandemic-journalists-died?fbclid=IwAR3zgDlZw-_eC1UGSVgqfYO5QmeW3qHJfPldCcTVC_ZVPiU_FVOQapf53Kg