Sitio arqueológico "El Olivar": Un antes y un después

07 Julio 2020

Arqueóloga Paola González Carvajal: "Se estudia genética de diaguitas prehispánicos para compararlas con comunidades  actuales"

Gabriel Canihuante >
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El sitio arqueológico de “El Olivar”, situado a 4 k del centro de La Serena, constituye un lugar excepcional para el estudio de nuestros antepasados. Las investigaciones, que recién comienzan, generan grandes expectativas entre los especialistas. Paola González Carvajal, arqueóloga y abogada, experta y encargada legal de este sitio se refirió a este tema, en una conferencia a distancia dictada para la Universidad Central Región de Coquimbo.

Explicó en esa actividad que “la arqueología gradualmente ha ido conociendo acerca de nuestros ancestros y cómo dentro de esta comprensión el sitio de El Olivar es un pilar fundamental”. Para ella “marca un antes y un después para el conocimiento de las culturas agroalfareras de esta región y su continuación hacia el presente”.

En la oportunidad, González sostuvo que este hallazgo permitirá aprender algo muy importante para la prehistoria americana. “Es una oportunidad única para conocer aspectos mucho más vívidos, para generar relatos bastante más acabados de cómo fue la vida cotidiana e ideológica de estas comunidades. Nos enseña sobre la cosmovisión, sobre las vinculaciones genéticas. Estamos estudiando la genética del pueblo El Olivar, mediante un proyecto FONDECYT con profesionales de la Universidad de Chile, y comparándolas con comunidades diaguitas actuales. Vamos a saber qué vínculos había entre Ánimas y Diaguitas, entre diaguitas chilenos y argentinos, nos va a dar la oportunidad de responder grandes preguntas que permanecen hace mucho tiempo”.

La cultura diaguita se desarrolló en los valles de Elqui, Limarí y Choapa en comunidades autosustentables, en su periodo pre incaico y se evidencia una manera de vivir y adaptarse a este lugar (el semi árido del norte de Chile)  muy respetuosa del ambiente. Transcurrieron mil años en el caso de los diaguitas y 2.000 si consideramos la cultura Molle, en que el paisaje no sufrió mayormente ninguna alteración. 

La arqueóloga explicó que se ha destacado mucho la cerámica diaguita como expresión de grandes diseñadores, pero “nos hemos demorado mucho en acercarnos al significado y función que tienen estas artes visuales”. Por ejemplo, tiene una serie de principios, como el empleo de una compleja simetría, del horror vacui (miedo al vacío), la atracción hipnótica, la ilusión de movimiento, de vibración, la continuación sinfín del diseño. No son elementos aislados. Sumados a las prácticas chamánicas, al desarrollo de alfarería con formas humanas, al consumo de alucinógenos, forman parte de una tradición mayor que aún tiene representantes en la Amazonía peruana.

Lamentablemente, señaló, durante décadas vimos limitada la capacidad interpretativa de la cultura local porque teníamos hermosas vasijas  desprovistas de contexto. Para los arqueólogos eso es esencial. “El sitio de El Olivar por primera vez nos permite poner en contexto esta herencia alfarera iconográfica, visual. Que surjan  de la tierra, hombres, mujeres, niños enseñándonos, contándonos qué hay detrás de esta arcilla y de estas pinturas”, señaló con entusiasmo la especialista.

Lo que se conoce como sitio de El Olivar está formado por 35 hectáreas, en las cuales hubo hasta ahora 14 campañas de terreno, con la participación de 70 profesionales, entre ellos 30 arqueólogos, 25 antropólogos físicos y 15 conservadores. Con 332 metros cuadrados trabajados es la excavación de este tipo más grande en Chile y representa solo un 2% del área arqueológica eventualmente afectada por el proyecto. Se hallaron 212 entierros de adultos, niños y adolescentes.

La profesional advierte que “todavía tenemos una gran área que está vulnerable”, son parcelas de vegas al poniente de la Panamericana norte, que “tenemos que proteger para que no se construyan nuevos complejos inmobiliarios sobre el sitio”.

Por la riqueza y densidad de sus contextos habitacionales y funerarios, por la riqueza de los materiales recobrados y por la extensión temporal (800 años), también permitirá saber los roles de género dentro de estas comunidades, el tratamiento dado a los niños, calidad de vida, su dieta, en fin, hay una enorme cantidad de disciplinas de la arqueología que están expectantes por profundizar y conocer acerca de este sitio.

Entre los hallazgos hechos hasta ahora, uno de los primeros resultados muy interesantes de esta investigación, es una reevaluación de la cronología que se tenía incorporada en el Norte chico. Junto al también arqueólogo Gabriel Cantarutti, han distinguido tres periodos de inhumaciones “que denominamos 1) Proto Diaguita o Diaguita inicial; 2) Diaguita Preincaico, y 3) Diaguita incaico”.

Esta nueva propuesta cronológica se basa en que en El Olivar se mezclan elementos de diversos periodos (de la cronología antigua) en una misma sepultura. “Lo que habíamos aprendido antes no coincidía con lo que veíamos en El Olivar. Por ejemplo había un traslape entre sepulturas ánimas y diaguitas. Otro elemento discordante era que había vasijas Diaguita transición en conjunto con vasijas Ánimas 2; la disposición espacial de algunos elementos, el traslape de ofrendas.  También por otros vestigios como conchales, espacios habitacionales o funerarios”.

Esto es parte de lo que se espera estudiar en El Olivar, una verdadera “mina de oro” para arqueólogos de todo Chile. Para ver y oír en extenso la conferencia de Paola González Carvajal puede acceder aquí: https://www.youtube.com/watch?v=LBkO6S6LBzk&feature=youtu.be