Un niño de ocho años le consulta al alcalde de su ciudad, ¿sr. Alcalde cuales son las soluciones que usted tiene para acabar con la sequía?; el alcalde sonríe, ante un plenario de más de 500 alumnos de educación escolar de primer ciclo.
Luego sin escurrir el bulto políticamente hablando, intenta explicar el porque del problema y que está haciendo su municipio para entregar soluciones a la comunidad que lo eligió.
El ejercicio anterior ocurría en uno de los muchos debates cívicos que se repiten a lo largo del año, promovidos por el Ayuntamiento de Barcelona, el Alcalde Jordi Herau y los distintos Concejales, responden a las consultas de los alumnos de diversos colegios en un parlamento abierto, con un tema central puesto como referencia. Los pequeños toman apuntes [en sus carpetas especialmente diseñadas para la ocasión] y levantan la mano esperando su turno.
Semanas antes del Parlamento Escolar, los alumnos fueron educados por sus maestros en sus respectivas escuelas, para aprender como debatir, como preguntar con claridad, formando así su conciencia cívica frente a este tema, entregándoles el estimulo vital de comprender que las autoridades que rigen los destinos de su pueblo estarán ahí, escuchándoles con atención, con respeto y preocupación por cada una de sus inquietudes.
Los parlamentos escolares realizados en Cataluña y en toda Europa, contribuyen a formar ciudadanos comprometidos con la suerte de su hábitat, de su medioambiente y les enseña el valor social de sus responsabilidades, apelando siempre a saber defender democráticamente sus derechos fundamentales.
Es entonces cuando invitamos a nuestras autoridades chilenas a replicar estas iniciativas cívicas de participación ciudadana temprana. A no sentir temor electoral de responder las consultas de los que el día de mañana construirán la comunidad local. A dejar la calculadora donde miden lo efectos políticos negativos, en el pasado. A no temer responder a un alumno de Andacollo que le consulte a su Alcalde, cuando mejorará el aire contaminado que respira todos los días y que está haciendo su municipalidad para resolver este problema.
Los niños poseen desde siempre esa frescura inocencia de no poner cálculos de quien ganará o de quien perderá, en estos parlamentos, solo quieren ser escuchados y quieren que sus autoridades resuelvan sus dudas, sus sueños, sus temores, ellos al igual como lo hicimos una vez todos los que ahora somos adultos, sueñan con un mundo mejor para todos y si les demostramos que desde pequeños ellos también cuentan, tendremos futuros ciudadanos comprometidos con el desarrollo social, cultural y medioambiental de sus pueblos y ciudades.
No basta con ir de visita a una escuela y hablar en un acto, en un foro instantáneo, donde las autoridades locales realizan su permanente y cíclico aburrido monólogo, necesitamos dinamismo, imaginación y por sobre todo sinceridad y un profundo sentido democrático de nuestras autoridades locales, para construir definitivamente todos juntos “nuestro Chile ciudadano”.