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Son una chocolatería atípica, que se oculta entre medios de las casas de la Avenida JJ Perez en el sector de Peñuelas, donde no abunda la publicidad ni un letrero que indique que desde esa casa salen finos bombones, con sabores que recorren Chile desde Antofagasta a Valdivia, con un fuerte “crunch”, sonido que emerge cuando sus finos bombones llegan a la boca de las personas que disfrutan de la calidad del producto que fabrican Angélica Alcayaga y su marido Rodrigo Carrión.

““No tenemos tienda, no tenemos letreros, ni nada que la gente nos pueda distinguir cuando pasan por afuera de nuestra casa, no nos manejamos mucho en las redes sociales, pero desde hace dos años que no he salido a vender y seguimos creciendo” confiesa Rodrigo. Claro que para llegar a esto, hubo que recorrer un largo camino.

El año 2003 el matrimonio llegó casi por casualidad al mundo del chocolate, que no sería tan fino como pensaban. “Nosotros comenzamos a fines del 2003 a elaborar chocolate, regalábamos a algunos amigos y además les fabricábamos.  La recepción fue muy buena  y nos dimos cuenta que había un nicho interesante,  así que construimos un pequeño taller en nuestra casa y empezamos de a poco” cuenta el hombre oriundo de Valdivia.

Al comienzo fabricaban cuchuflies, figuras de chocolates, alfajores y bombones, pero con el paso del tiempo se fueron dando cuenta que debían optar por un solo camino. “Como eran tantos productos no nos quedaban bien todos, así que dijimos decidamos por uno y hagámoslo bien, y ahí fue cuando llegamos al mundo de los bombones”.

Los clientes los felicitaban pero había un pequeño gran detalle. “Todos nos decían que el relleno de los bombones era espectacular, pero que debíamos trabajar con chocolate de verdad, porque ahí entendimos que ocupábamos sucedáneo, y empezamos a averiguar”.

La pareja necesitaba apoyo para seguir creciendo, y ahí fue cuando encontró el apoyo de Sercotec con su programa Capital Semilla  gracias al proyecto chocolatería fina personalizada, con el cual pudieron equipar de mejor manera su taller y construir una sala para atender a sus clientes. “Nos apoyaron para implementar el taller  con muebles, moldes de policarbonato, aire acondicionado y además pudimos habilitar esta sala de recepción, que es muy acogedora”, cuenta Rodrigo.

Pasión y profesionalismo

Convencidos y encantados con el mundo de la chocolatería fina, Angélica comenzó a profesionalizar su pasión por los chocolates. “EL año 2013 tomé un curso en Buenos Aires, el 2014 volví a tomar clases en el nivel 2 y el 2015 me transformé en una chocolatier profesional y tuve clases personalizadas, esto lo hice porque entendemos que aquello que uno gana con esto, también debe ir para invertir y seguir mejorando”.

A tanto ha llegado su pasión que hace algunos meses viajaron a Ecuador, tierra desde donde nace el más fino cacao,  un alimento divino como lo calificaban los mayas, que a través del conquistador Hernán Cortes - quién descubrió que se podía comer - llegaría a España y rápidamente se comercializaría en el resto del mundo. “Cuando viajamos vimos lo magia que tiene el cacao, imagina que el árbol que da el fruto lo hace dos veces en el año y que para llegar al chocolate que consumimos hay un proceso largo. Nosotros trabajamos con cacao fino que traemos de Ecuador”, cuenta Angélica.

Los chocolates “Anro” son elaborados a mano de manera artesanal y tienen un 60% de cacao como mínimo. Dentro de sus exquisitos rellenos destacan los sabores más tradicionales como cerezas, chirimoya, coco, café o la frutilla y otros más innovadores; tabletones de pimienta, pie de limón pica, merkén, mazapán, o el té verde tropical.

Pero la pareja no se cansa de sorprender y hoy están ad portas de estrenar su nuevo producto, una caja Premium  reutilizable con bombones  llamada "Sabores Tres Valles" Región Estrella Coquimbo. “En nuestra región hay una variedad de sabores con mucha historia que no se destacan y por eso nosotros junto a 4 personas más que nos apoyaron, sacamos adelante esto” resalta la pareja.

El viaje a través de nuestros sentidos llevará a las personas por las diversas comunas de la Región de Coquimbo. “Tenemos el bombón Rio Hurtado con manjar de leche de cabra, el “Mamalluca” con relleno de copao, incorporamos sabores como el chañar, los frutos secos de nuestros valles, sabores que estaban perdidos”, sostiene Rodrigo.

El modelo de comercialización de chocoles “Anro” es distinto, y destaca por los detalles y la personalización. “Nosotros coordinamos con la persona un horario para que nos visite, pueda conocer la historia del cacao, disfrute de un buen momento, y elija los sabores que más disfrute. Atendemos a empresas, pero también recibimos a personas que quieran sorprender a su pareja, familia o amigos”. Una mezcla perfecta de pasión, calidad y mucho cariño.

Chocolatería Fina “Anro”

Contacto: +56985258786

Página web: www.chocolatesanro.cl [18]

Galeria Imagenes: 

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