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Imagen de Gonzalo Plaza Aguirre

UNA OLLA DE

UNA OLLA DE TALLARINES

Camilita con su adolescencia en flor, se avergonzaba ante la periodista de mostrar una humilde olla de tallarines que había cocinado con su madre para los bomberos en Concepción, que no sabían de descanso ante tanta destrucción y podredumbre.

A su alrededor, casas destruidas, comercios saqueados y hasta incendiados a vista y paciencia de carabineros que no daba abasto.

Su familia esperaba en una carpa levantada frente de su hogar en ruinas.

Pero ella, en lugar de victimizarse, permanecía allí en medio de la batalla con su olla de tallarines para los bomberos.

Donando.

Donándose.

A su lado corría la carroña humana con su cargamento de vergüenza.

Al ver a la Camilita por televisión, me preguntaba;

¿Quién representa más genuinamente a los chilenos?

Esa niñita de luz, o el hormiguero de degradación que hemos visto en medio de la tragedia.

Como dijo Cristián Warnken ante la perdida de su hijo Clemente: "The answer my friend is blowing in the wind ......." (La respuesta mi amigo fluye con el viento ...)

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