Durante la década de los 80 las dos marcas de bebidas más populares, Pepsi y Coca Cola, desataron una guerra que significó nuevas fórmulas, compra de acciones y por supuesto, inversiones millonarias para tener a los artistas del momento en algún comercial. La publicidad se transformó en espectáculo y la venta de bebidas se volvió un campo de batalla.
Por algunos años pensamos que la guerra había terminado, sabemos que ambas marcas siguen ambicionando que su par no exista para dominar el mercado, pero lo ocurrido este lunes demuestra que sólo se trataba de una tregua.
Dos hombres se declararon culpables de "robar secretos" a Coca-Cola e intentar venderlos a su principal competidora, Pepsi Cola. Ibrahim Dimson, de 29 años, y Edmund Duhaney, de 43 años, reconocieron su culpa en un juzgado de Atlanta (Georgia).
Por el delito, los "espías" arriesgan condenas máximas de 10 años en prisión y una multa de 250.000 dólares, cuando sean sentenciados el 29 de enero. Según declararon, la idea provino de una secretaria de la empresa.
Aunque ambas empresas se coludieron para arrestar a los vendedores de información lo cierto es que había un comprador de Pepsi, que también sufrirá las consecuencias de sus acciones.
¿Será que ambos productos se sustentan sólo en publicidad, marketing y concursos? ¿O será realmente un tema de sabor y calidad?