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La Venganza del Huáscar - Primera Parte

28 Junio 2020

Un Relato con carácter de Ensayo

Francisco Aspe Bou >
authenticated user Corresponsal Corresponsal Ciudadano

Hoy, el Huáscar, cansado de tanto heroísmo en su cubierta, cubre un pequeño sector de la rada de Talcahuano. Desde ahí, ha vigilado serenamente el pasar del tiempo con los respiros del mar y de la tierra. Pero existió un instante, donde la serenidad de aquel acorazado se perdió por completo. Ese reposo absoluto, se terminó el 27 de febrero del 2010, cuando un terremoto 8.8 y posterior Tsunami azotaba la zona centro sur de nuestro país, y el Huáscar por un momento se perdía y desaparecía de su posición original. Es ahí, el punto clave, del cual renace el fantasma de Grau, que regresó del panteón de los héroes de antaño, para buscar su revancha. Por lo tanto, Grau espantado, comenzó a contemplar desde su vieja torreta, cómo los antiguos héroes del Pacifico, los prusianos de América del Sur, se comportaban como soberbios. Habían perdido sus virtudes: la justicia, equidad, nobleza y probidad. Ya que antes, al menos, eran más humildes y unidos en la pobreza, ahora son más poderosos, pero con una desigualdad profunda.

 Por otra parte, Grau presenciaba estupefacto, el actuar de la elite chilena que se corrompía con tanta facilidad, a través de sus desfalcos económicos en instituciones públicas y privadas. Asimismo, el almirante no podía dejar de pensar lo que estaba viendo, y con énfasis recordó una frase del gran Shakespeare que le hacía sentido, “algo Huele a podrido”, y esto no era en Dinamarca, si no, en Chile. 

No obstante, el almirante seguía sorprendido, observando como los chilenos, se habían hecho ilusiones que eran los jaguares de América. Que de Jaguares no tenían nada, si no, que eran unos frágiles cachorros. Esa fragilidad, se podía percibir en su clase media emergente, una clase que sobresalía ante todo, porque era fuerte en el consumo, pero muy vulnerable en la deuda, o ante cualquier evento de la naturaleza o enfermedad. Por lo tanto, se habían perdido las certezas, las incertidumbres, y el devenir solo era algo pasajero y anecdótico. De modo que, esta clase media se acostumbró a pagar deudas a diez, a veinte y treinta años. Una clase media que se perdió y que retornó nuevamente hoy a la pobreza.

Por último, comienza a caer la noche, el frío se aproxima, Grau vuelve a descansar momentáneamente a su preciado Huáscar, inclusive queda cuestionándose lo visto y señala lo siguiente. Este país no necesita más discursos, si no, que requiere de relatos urgentes. Aquellos producidos por la gente, por sus barrios y sus historias. Debido que, la elite carece de emocionalidad del sufrimiento, por ende, no comprenden, lo que se vive y lo que se siente. Más aún, han repetido por décadas los chilenos, una historia, pero que no es la suya, si no, de los mismos de siempre, ahora ustedes ciudadanos, son protagonistas de lo que viene.

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