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Escarmiento social en pandemia: peor que una multa, peor que la cárcel o la tumba

24 Septiembre 2020
Fer Zepeda Monroy >
authenticated user Corresponsal

Pese a que el llamado por parte de organismos internacionales, líderes políticos, del mundo del cine, la música, el arte y el espectáculo ha sido el mismo que, a su vez, el Gobierno nacional ha realizado: QUÉDATE EN CASA

Pareciera que, en tiempos de pandemia sigue siendo mucho más trágico una “funa” en redes sociales que una multa millonaria que asciende a un máximo de 200 UTM. Es decir, varía entre $300 mil hasta $10 millones y en el caso de infringir el toque de queda, las penas son más altas.

Esto producto a una de las medidas que tomó el Presidente Sebastián Piñera cuando promulgó la ley que modifica el artículo 318 del Código Penal para aumentar las sanciones a las personas que infrinjan las medidas sanitarias durante la pandemia de Covid-19 dispuestas en el país.

Pero, el castigo por incumplir al llamado de las autoridades no queda ahí, con la modificación legal, la infracción será penada con presidio en su grado mínimo a medio, o sea, de 61 días a 3 años y un día de cárcel efectiva.

Sin embargo, salir a la calle en tiempos de pandemia es como revivir el sentimiento de un escolar que se arranca de la casa de los padres para ir a una fiesta.

Los permisos en la comisaría virtuales se entregan en 5 minutos, un trámite fácil de hacer y poco burocrático, me atrevería a decir que incluso es un trámite protocolar que todo mayor de 18 años puede realizar teniendo una cédula de identidad vigente, es una digitalización tan poco rigurosa que pierde su real valor: ser una declaración jurada.

Este trámite no es solo una autorización inofensiva para salir de la casa en sitios que se encuentran en cuarentena es más bien una manifestación escrita cuya veracidad es asegurada mediante un juramento ante una autoridad judicial o administrativa y que si se demuestra lo contrario podrías arriesgar la detención inmediata, proceder a pagar una multa millonaria o pasar un par de noches en “el calabozo”.

Pero, pareciera que esa conciencia jurídica no existe en la región, porque a casi dos meses bajo cuarentena decretada por la autoridad sanitaria se han entregado 23.687 permisos por la plataforma web de Carabineros sólo en la región de Coquimbo al 4 de septiembre.

Directamente, las aglomeraciones, las filas en los supermercados y farmacias existen, los tacos en horarios punta no disminuyen, los paseos “clandestinos” son un hecho.

¿A qué podemos adjudicar tal rebeldía social? No hacer caso a la autoridad, no creer en la existencia de un virus que no solo nos limita la vida social y recreacional, sino que mata diariamente sin distinguir clase social, poder adquisitivo, color o edad. O, simplemente queremos seguir haciendo nuestra vida, aunque eso signifique falsear declaraciones juradas y “no subir nada a redes sociales”.

Porque duele más que nos insulten por romper la cuarentena, por andar sin mascarilla o que nos saquen una foto y nos “funen” por andar paseando a que nos pillen las fuerzas de orden y nos tomen detenidos. O lo que es peor, contagiarnos y contagiar a quienes queremos, nuestra familia.

¿Falta empatía social? Porque decir “no me va a pasar” no es suficiente para que no ocurra, los contagios en la región siguen, las muertes por covid son un hecho, el personal de salud cada día se desgasta más y el llamado de las autoridades a “quédate en casa” no cesa, pero pareciera que normalizar la existencia del virus significó, también, perderle el miedo a la muerte. 

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