Ya casi se cumplen 2 semanas desde que se empezó a emitir la franja televisiva por el Plebiscito del 25 de octubre y todos hemos podido echar un vistazo a las propuestas audiovisuales del apruebo y el rechazo. Más allá del tinte político que se adopte, hay que admitir que desde los distintos bandos han salido videos, en su mayoría bastante mediocres.

Queda la impresión de que antes la cosa era más novedosa, se ponía mucho más esfuerzo e ingenio en campañas políticas importantes o quizás solo sea que se hace inevitable no comparar este proceso con el plebiscito que vivió el Chile de dictadura, donde la campaña por el “No” dejó muy alta la vara aun cuando ya han pasado más de 30 años. ¿Qué hay de malo con la franja en este plebiscito? ¿Por qué es tan evidentemente mala?

1)     Vivimos en una sociedad digital: En un Chile lleno de Tik toks, YouTube, Instagram y por, sobre todo: videos bien editados, no hay espacio para campañas echas sin cariño ni mucho menos para videos tan simples y mal grabados, la calidad es deficiente y eso es cada vez menos aceptable.

2)     La televisión está muriendo: Muy ligado con lo anterior, pareciera que ya nadie ve televisión y esta está viviendo sus últimos momentos, no es de extrañar que la franja pase desapercibida en un mundo en el que se puede ver Netflix.

3)     Infantilizan a la población: La franja política trata al chileno promedio como si fuera un tonto, ya ni siquiera apelan a las emociones, a la cultura pop o al menos a la razón, sino que se limitan a hacer comparaciones simplistas como que la constitución se parece a un auto que no arranca o a un celular viejo, como si la gente no pudiera entender el proceso sin estas comparaciones básicas que, por cierto, dejan mucho que desear en términos argumentativos. (Además, si tengo un celular tan viejo y malo por supuesto que lo cambio sin pensarlo dos veces, ¿Por qué me aferraría a algo obsoleto?)

4)     La hipocresía: De parte de ambos bandos abundan frases como “Para que no participen los políticos de siempre”, frase confeccionada por (sorpresa, sorpresa) los partidos políticos de siempre, los mismos que han tenido años para producir cambios, pero no lo han hecho, tuvo que haber un estallido social gigantesco para que recién pensaran en cambiar una constitución confeccionada en dictadura.

5)     Falta de contenido: Más allá de lo creativo, las campañas han tenido una intensa falta de contenido explicativo, se limitan a usar frases vacías como: “Que no te engañen”, pero no te explican cuál sería ese engaño. O “El que piensa aprueba” que bien poco aporta para quien de verdad tiene la duda respecto a qué opción tomar, y seamos honestos, tampoco es que las personas que voten rechazo sean descerebradas, aunque a veces parezca que se esfuerzan en demostrar lo contrario.

Por supuesto, no todo es basura, hay un par de campañas rondando que considero de verdad pueden llegar a ser efectivas o que al menos logran llamar la atención de las personas y posicionarse como tema de conversación, todo Chile estaba hablando cuando reaparecieron los personajes de Romané y hace no mucho Jorge Gonzales fue Trending Topic número uno, por su participación en la campaña del apruebo; un video emocionante con un ícono de la contracultura nacional, y que deja instalada en la mente de los chilenos una frase pegadiza y al mismo tiempo reflexiva: “Somos personas no consumidores”.

El anterior es un claro ejemplo de buen video de campaña, que funciona desde distintos ángulos y que logra superar la barrera de lo televisivo para posicionarse como una tendencia a nivel nacional, como Post en redes sociales o en algo tan simple como una conversación de sobremesa.