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“Violeta y Nicanor”, los Parra según la novela de Patricia Cerda

16 Diciembre 2020
Gabriel Canihuante >
authenticated user Corresponsal Corresponsal Ciudadano

No importa saber el final de la historia, ni que no sea el ideal. No leemos una novela histórica para que nos cambien el curso de las vidas de sus actores principales.

Lo hacemos porque nos interesan ciertos detalles que desconocíamos y la gracia del autor -autora, en este caso- está en esos detalles. Y en que a medida que avanzamos en el libro nos damos cuenta de que sabíamos poco, casi nada. 

El escritor omnisciente nos contagia con su voyeurismo porque somos esencialmente curiosos, intrusos, metiches. Y, claro, no nos interesa la vida de cualquier vecino (a mí no, por lo menos), sino las vidas excepcionales, como la de estos célebres artistas chilenos: Nicanor y Violeta Parra.

La pluma de su autora, Patricia Cerda, chilena radicada hace décadas en Alemania, tiene dos bases clave, una es su talento narrativo directo, su estilo simple de contar sin complicarle la vida al lector; la otra es su capacidad de investigadora. Ella es doctora en historia, sabe de esto. 

Pero, además ella se incluye en el proceso. Sin avisar, casi sin golpear la puerta, ella entra no más, y de pronto la vemos en un lugar muy conocido y querido por lectores, investigadores, escritores: la Biblioteca Nacional, esa hermosa infraestructura instalada en la Alameda Bernardo O’Higgins, cerquita del cerro Santa Lucía.

Pero ella deja la Biblioteca y camina hacia el centro, nos lleva por Ahumada en busca de un lugar para almorzar y mientras camina por el Paseo cuenta su visión sobre los predicadores y también el encuentro con una cantante de calle que interpreta temas de Violeta. Patricia nos conecta con la capital del país en pleno siglo XXI, pero nos muestra a Nicanor y a Violeta desde sus raíces, en el sur, en los años 20 del siglo pasado. 

Los Parra Sandoval fueron gente pobre, la viuda tuvo que alimentar a una numerosa familia (fueron 11 hermanos), y los mayores apoyaban a la madre con diversas actividades. Violeta, sin autorización, empezó a cantar en las calles a muy temprana edad. Al hermano mayor, el estudioso Nicanor, eso no le gustaba nada.

La vida de Violeta y de Nicanor -la lucha por sobrevivir con dignidad; sus afanes de artistas, sus vidas amorosas, sus devaneos políticos, etc.- es mostrada por la escritora con la gracia de la novelista y con sus dotes de historiadora. Viajamos, por ejemplo, con estos dos “gigantes de la cultura chilena” por diversas ciudades y campos del país.

Acompañamos a Violeta en su labor de recopilación de los cantos de la tierra y con Nicanor nos vamos de visita a sus encuentros literarios. Dentro y fuera de Chile, durante semanas, meses y años estos dos artistas van a mostrar sus talentos y a seguir creando poesía y música.

Creo que todos los chilenos que sentimos algún cariño por el país y todos los que saben apreciar las expresiones artísticas diversas, deberían leer este libro, porque nos muestra la vida de dos tremendos personajes de nuestra cultura. Especialmente para los amantes de la música y la poesía, “Violeta y Nicanor” es altamente recomendable. Además de conocer las vidas de ellos, se tiene un panorama de nuestra sociedad, en una buena parte del siglo pasado.  


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