A días de su estreno: Review ni tan pretenciosa de “Tengo miedo Torero”

21 Septiembre 2020

“Es un puntapié en los dientes al decoro que se vive en la otra cara del chile de los 80.” Una pasión desgarradora que llega a conmover a través de la pantalla

Raúl Delgado Fe... >
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El pasado 12 de septiembre se estrenó la película/adaptación del libro de Pedro Lemebel “Tengo miedo torero”, dirigida por el chileno Rodrigo Sepúlveda. Desde que leí aquel hermoso libro supe que algún día se llevaría a la pantalla grande y estuve ansioso de que eso pasara. Si leíste el libro, viste la película o aún quieres verla este artículo es para ti: un pequeño repaso por el filme, desde una perspectiva ni tan pretenciosa.

Lo primero que se viene a la mente cuando hablamos de una adaptación, es la inútil comparación entre la película y el libro, discusión ante la cuál muchos de nosotros nos hemos visto expuestos en algún punto de nuestra vida, ya sea desde la tribuna de quien considera que no hay sentido en comparar o desde la perspectiva del pretencioso que quiere, a toda costa, hacer saber que se leyó el libro. Parto dejando claro que, es obvio, son géneros distintos, no vale la pena comparar a los Beatles con Lucho Jara, aunque creo que el ejemplo no es para nada virtuoso con respecto a la película, dejo claro: Tengo miedo torero (la película) no es como Lucho Jara, pero por supuesto tampoco es como los Beatles ¿Se entiende?

La cinta gira en torno a un transgénero que se enamora de un militante del FPMR durante un Chile en dictadura, un plot que pareciera fue ideado hace muy poco, pero que sin embargo ya lleva casi 20 años de publicado, esto es solo una pequeña muestra de la genialidad de Lemebel. Si bien se abordan los problemas de género, la opresión durante la dictadura, las luchas sociales y las diferencias en las clases sociales, la película pone énfasis en dos grandes ejes: El amor entre la Loca del frente y Carlos y la transición política de la loca del frente.

La fotografía y los planos son hermosos en la medida en que de verdad logran comunicar sentimientos, te hacen sentir la rabia ante la opresión, el miedo, la desesperación, la pasión y el amor que se va construyendo a lo largo de la película. Además, te ofrecen otro plano de lo real, instalando ante el espectador y denunciando los espacios marginales y periféricos de nuestra sociedad. Y no solo se nos presenta una marginalidad económica sino también cultural, donde se pone énfasis en la hegemonía de una cultura masculina de desprecio y burla hacia la figura del “maricón”.

La música a su vez juega un rol fundamental, además de una muy buena complementación con temas originales se aborda de forma perfecta el contraste entre la cruda realidad (radio cooperativa) y el deseo de vivir casi en una burbuja de fantasía, representado por los boleros que escuchaba la loca del frente. Y si hablamos de música es necesario también hablar de lenguaje, se nos ofrece en la película un lenguaje que impone su diferencia, un lenguaje deformado pero lleno de poesía, lleno de marginalidad y de resignificación, la voz de la loca del frente es un puntapié en los dientes al decoro que se vive en la otra cara del chile de los 80.

Creo, que lo que mejor es adaptado durante la película es la transición política de la loca, una transición desde trabajar para los ricos y militares hasta pasar al extremo de despreciarlos. A su vez también se aborda muy bien la transición del amor con Carlos, un amor que parte solapado, como un aprovechamiento, un juego, para terminar en una pasión desgarradora que llega a conmover a través de la pantalla. Música, lenguaje, fotografía, todo se conjuga de forma magistral al final de la película, con esa playa y ese adiós.

Sin quererlo, creo que también caí en la comparación con el libro, quizás también en lo pretencioso y sin duda también en lo extenso, o al menos extenso para una nueva cultura acostumbrada al titular explicativo y un cuerpo breve. Y ya que entramos en este ambiente, sin duda les recomiendo el libro, creo que la película adquiere un valor completamente distinto si es que leíste la novela de Lemebel, llego a pensar que, si no las leído, quizás no entiendas algunos momentos de la trama o al menos no tengan la misma repercusión emocional, puede que este sea uno de los grandes defectos de la película.