Leonardo Padura y su transparencia del tiempo

05 Abril 2019

Comentario de libros por Gabriel Canihuante. 

Gabriel Canihuante >
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Hay al menos un par de ciudades europeas que espero conocer: Barcelona y Lisboa. La primera porque en más de una ocasión Carlos Ruiz Zafón la describe con tal cariño que es imposible no enamorarse del imaginario sitio donde se encuentra su cementerio de los libros olvidados. La segunda porque el desaparecido Nobel, José Saramago, me hizo quererla con su novela “Historia del cerco de Lisboa”.

Podría decir que viví varios años en La Habana de Padura, autor de “La transparencia del tiempo” (Tusquets, 2018), pero me temo que no sería verdadero. Si bien la ciudad, con sus calles, casas y edificios, plazas y parques, puede ser la misma, muchas otras cosas han cambiado.

La más reciente novela de Padura me ha hecho reír y llorar, pensar y sentir, ponerme nostálgico y algo compasivo. Su tiempo es efectivamente transparente, aunque a ratos la realidad que describe sea opaca y turbia; su relato nos lleva a través de los siglos, desde las montañas españolas y los puertos del Mediterráneo a las calles de la capital de Cuba.

Mario Conde, su personaje principal -presente en otras de sus entregas- , es un policía retirado que tiene una importante misión que le ha encargado un ex compañero del “Pre” (como llaman allá a la enseñanza media): recuperar una figura religiosa, la efigie de una virgen negra y milagrosa, eventualmente una Virgen de Regla, un barrio (y municipio) ultramarino de La Habana.

Padura nos conduce con maestría a través de distintos planos de su relato. Por un lado la crisis existencial de Conde, pronto a cumplir 60 años, un vendedor de libros antiguos, soltero empedernido pero amante permanente de Tamara, dedicado a una misión policial que parte como un simple robo y se va complicando con el desarrollo de la trama.

Por otro lado, nos muestra a Antonio Barral, un siervo español que participa de las Cruzadas como Templario y es el portador original de la misteriosa Virgen negra.

“La transparencia del tiempo”, según aclara su autor es “una novela y debe leerse como tal… Está inspirada en hechos reales”.

Aunque es una obra de ficción, también el escritor nos muestra su ciudad y su país, contrastando planos de ayer y de hoy. El balance no es bueno, porque entre otras desgracias -como la permanente escasez, las profundas desigualdades socioeconómicas y los asentamientos- Conde se va quedando solo. No solo Miami sigue atrayendo a los cubanos, también Italia y otros tantos destinos.

Padura, que sigue viviendo en la isla caribeña, es autor de varias otras obras como “La novela de mi vida” y “Herejes”. Hace un par de años llegó a mis manos “El hombre que amaba los perros”, fue la primera obra que leí de él y también me pareció espectacular.

El periodista y escritor español, de vasta trayectoria, José Manuel Martín Medem, ha dicho que: “Padura ya es el mejor escritor contemporáneo de su país, y uno de los más importantes de Hispanoamérica”.

Para el escritor, crítico literario y docente argentino, José María Brindisi, “Padura es un comediante sombrío, un delicioso radiógrafo de la ambivalencia de los vínculos humanos. La transparencia del tiempo es uno de los puntos más altos de su obra, uno de esos libros que recuerdan que el mundo es a veces más ancho y profundo de lo que las mesas de novedades suelen mostrarnos”.

De lo poco que yo conozco, creo que puedo decir que sí, que estoy de acuerdo con Martín y Brindisi. Pero, ojo, que hoy por hoy, si uno busca críticas y comentarios de libros recién publicados, va a encontrar en Internet de todo un poco, los que admiran a Padura y sus obras y otros que no son tan favorables a esta (por ahora) última novela del cubano. Yo seguiré con mis lecturas. Permiso.