Libros: Nombres de mujer, 20 cuentos de Gustavo González Rodríguez

03 Octubre 2016

Gustavo González Rodríguez agrega a la fluidez de su prosa periodística, una finura literaria que lo entronca con lo mejor del cuento chileno tradicional.

Gabriel Canihuante >
authenticated user Corresponsal Corresponsal Ciudadano

No es común que uno empiece la lectura de un libro por la última página. Pero a veces ocurre y esta fue una de esas raras oportunidades.

Recibí el libro “Nombres de mujer” (La Calabaza del diablo, 2016) escrito por Gustavo González Rodríguez y lo ojeé como suelo hacer con un libro nuevo y luego leí su último relato. La verdad es que me reí mucho, es una breve obra muy entretenida e hilarante.

Por supuesto que leí después sus otros 19 cuentos, algunos breves, de pocas líneas, y otros de más de 10 páginas. Y releí su último relato y me volví a reír de buena gana.

Pero  no hay solo buen humor en la escritura de Gustavo, no, hay otras emociones presentes como el asombro,  la sorpresa, el despecho o la desilusión, el horror, la sensualidad, la lealtad y su contraparte, y algo de amor y desamor también.

El autor trabaja personajes que le son aparentemente cercanos como la Valentina de El clarividente, aquella que “se sabía todas las canciones desde El funeral del labrador hasta las de Carlos Puebla pasando por las de la guerra civil española…”.

Otros actores de sus cuentos son lejanos como la discreta Uberlinda López de Traición por traición –no usaba una pizca de maquillaje o rouge. Nunca un escote- o la niña Águeda, del relato homónimo, que se mueve en un burdel de mala muerte. Pero en todos los casos estos personajes se sienten reales, y uno los acompaña en sus venturas y desventuras, en sus (pocos) éxitos y en sus padecimientos y miserias.

Gustavo no escribió a la rápida como muchas veces tuvo que hacerlo, en su profesión de periodista, ni tampoco escribió con detalles tediosos, como quizás debió hacerlo por esto del rigor académico. Acá su texto tiene como misión entretenernos, hacernos pasar un buen rato, distraernos con estas historias, hacernos sentir esto que dice la teoría: un placer estético.

Y a mi juicio lo consigue. Y lo logra porque seguramente se aplicó. No es un libro escrito en algunas horas de ocio, al contrario denota un trabajo de largo aliento, una selección de los mejores escritos, aquellos que se acumulan a lo largo de años de esfuerzo literario. De hecho, contiene algunos relatos escritos en los años 90, y que fueron publicados en el desaparecido diario La Nación y en un libro, como se señala en tres de sus cuentos, y que por cierto valió la pena rescatar.

Jorge Marchant Lezcano - escritor, dramaturgo y periodista- ha dicho: “… Gustavo González Rodríguez agrega a la fluidez de su prosa periodística, una finura literaria que lo entronca con lo mejor del cuento chileno tradicional”. Y no son palabras de buena crianza. Es, no más.

Ojala que el público de la Región de Coquimbo pueda acceder a este libro de cuentos, ya sea en alguna librería local o quizás en alguna de las ferias de libros que se organizan para el verano 2017.