Paraísos costeros precolombinos y los nuevos museos de sitio

09 Noviembre 2020

La cultura Coquimbo fue un grupo asombrosamente multidisciplinar, no sólo vinculados a una vida en la costa dedicada a la explotación marítima, la agricultura, el pastoreo y la orfebrería, sino también una prodigiosa economía.

Cristobal Vergara C. >
authenticated user Corresponsal Corresponsal Ciudadano

Cuanto gustaría la construcción de un emblemático espacio y museo de sitio en “El Olivar” que muestre a nuestros habitantes y a los viajeros de Chile y el mundo las fantásticas dinámicas, creaciones e intercambios culturales que existieron en la bahía y la región coquimbana en tiempos precolombinos, enseñándonos todos los hallazgos arqueológicos encontrados y almacenados actualmente y desde hace décadas en cajas y bodegas. 

Este museo de sitio nos ayudaría a comprender la grandeza de la desconocida cultura Coquimbo - mal llamada Ánimas - como  resultado de los miles de años de adaptación humana y culto al clima, la geografía y los recursos naturales de la gran bahía y valle costero frente al océano más grande del mundo y la cordillera más larga de la tierra.

CULTURA GUANAQUEROS 

Es altamente probable que la cultura Coquimbo descienda de la cultura Guanaqueros, pescadores arcaicos con avanzadas tecnologías creadas hace aproximadamente 4.000 años y que siguiendo la toponimia y geografía del sitio tipo ubicado a 40 kilómetros al sur de Coquimbo.

Los interpretamos como pioneros y especialistas en domesticar el guanaco y utilizar el huano para fertilizar sus suelos para cultivos agrícolas, es decir, pescadores arcaicos con manejo de técnicas y prácticas ganaderas y agrícolas. 

¿Pero con qué fin? Se sabe que con lana del camélido se creaban redes de pesca y considerando los hallazgos arqueológicos de semillas de calabaza en las cercanías a Andacollo, frente a la bahía Guanaqueros, se deduce que esta fruta de la familia de las cucurbitáceas pudo utilizarse como boya para mantener las redes a flote y así aumentar exponencialmente la captura de cuotas de pesca. 

Este ensamble tecnológico se triangulaba con las pesas hechas en base a piedras pulidas, lo cual demuestra el tremendo legado, desarrollo y evolución cultural de los ancestros de la cultura Coquimbo y que se mantuvo por miles de años.

LA CULTURA COQUIMBO 

La cultura Coquimbo fue un grupo asombrosamente multidisciplinar, no sólo vinculados a una vida en la costa dedicada a la explotación marítima, la agricultura, el pastoreo y la orfebrería, sino también una prodigiosa economía en sí, ya que lograron atraer y generar fructíferos intercambios con los Diaguitas de Argentina, los Incas del Perú y los Mapuches de Chile, como asimismo un particular vínculo con un subgrupo que les sirvió y que habitó en la costa desde siempre hasta ahora: “Los Changos” o pieles rojas. 

Se infiere que “Los Changos” eran los que hacían las faenas difíciles en el campo de la extracción marítima, poseían un grado de desarrollo más específico y no tan ampliado y diverso como la cultura Coquimbo, pero una habilidad inigualable en las artes y las técnicas de buceo, la pesca, la caza marítima, el nado, la navegación y la confección de balsas de cuero de lobo de mar, tecnología exclusiva nunca antes vista en otro lugar fuera de las costas de Chile. 

Los mal llamados “Changos” (término impuesto por los conquistadores y que proviene del castellano antiguo y que significa andrajoso, sucio o mal cuidado) eran de baja estatura, de contextura muy gruesa, piel roja por la radiación ultravioleta y con un cabello muy seco, con rastas a causa del agua salada, la arena y el viento. 

Se han encontrado restos de balsas de cuero de lobo con tinturas rojas, principalmente óxidos de hierro, detalle ornamental empleado para sus medios de transporte náutico que al parecer fueron confeccionados imitando el color de su piel, y asimismo, el zapato del minero, siendo así como estas balsas se convirtieron en una especie de chala marina que fue pintada de rojo para prolongar y replicar el cuerpo del pescador, quienes las remaban de rodillas simulando un caminar sobre el mar, convirtiéndolo en un navegante mitológico que logró conquistar la costa y el máximo paraíso marítimo del Chile continental: la Isla Damas.

CULTURA CHOROS 

Las islas de La Higuera, en especial Damas, Choros y Chañaral de Aceituno, fueron factores gatillantes para la evolución humana en la costa y el nacimiento de la cultura Choros, ya que el principal objetivo de los habitantes costeros era explorar las islas para obtener mayores y mejores recursos bentónicos y pesqueros, siendo así como nace la reflexión en torno a cómo conquistarlas, cómo llegar a ellas navegando sin morir en el intento. 

Se dice que después llegar a las islas y de estar acampados días en ellas, los indígenas retornaban al continente cargados de peces y mariscos en sus balsas de cuero de lobo, lo cual afectaba el flote de sus embarcaciones. 

Para evitar su hundimiento a falta de aire, tanto en la embarcación como en sus pulmones por estar tantos días buceando, le incorporaban a las balsas algas marinas flotadoras, también llamadas huiro canutillos (macrocystis pirifera), y así evitar morir ahogados y perder sus capturas.

La costa de La Higuera ahora amenazada por la minería del hierro que ya inició la destrucción de las dunas de Caleta Hornos, requiere un programa de suma urgencia que salvaguarde su enorme diversidad biológica, ancestral y cultural. 

La Reserva Nacional Pingüino de Humboldt debiese ampliarse e integrar las 5 islas faltantes (Pájaros I, Pájaros II, Tilgo, Totoralillo Norte y Chungungo). Caleta Hornos debiese declararse Santuario de la Naturaleza o Monumento Natural, ya que es uno de los mejores lugares en la costa del Pacifico que enseña la evolución del borde continental desde el Cuaternario, ya que es sorprendente la cantidad de unidades geográficas que posee la pintoresca rasa marítima.

Por otro lado, Juan Soldado, donde nace la leyenda más antigua de Chile, es considerado un sitio prioritario para la conservación y la biodiversidad por su sorprendente diversidad florística y en especial albergar una especie de planta de la era glacial. 

Todos estos recursos hacen de La Higuera y la costa de Coquimbo, verdaderos paraísos náuticos que no tienen que envidiarle a ninguna costa del mundo. Es obligación de las autoridades fomentar un mayor uso y desarrollo del borde costero invirtiendo en su protección como también su uso recreativo, deportivo, educativo, turístico y cultural, librándolos de la amenaza minera.

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Cristóbal Vergara 
Ingeniero en Turismo
Consultor
Turismo TEMBETA