Réquiem por Raúl Ruiz

Después de una eterna noche de búsquedas, de esas que ya llevaban extendiéndose por espacio de algunos meses, había logrado bajar de internet la película "Días de Campo", una que había visto algún viernes por la noche en TVN cuando aún me dejaba seducir por la cajita idiota de la cual no recordaba mayor detalle salvo una escena donde la cámara mostraba el interior de una casa patronal desde la habitación principal... y mientras la acción se desarrollaba la empleada se paseaba por el resto de las habitaciones hasta el fondo. De pronto, desde esa profundidas abisal, surgía otro personaje que se incorporaba a la accion del primer plano, mientras el otro plano seguía discurriendo inmóvil. Fue mi primera acercamiento al cine de Raúl Ruiz, un grande que nos acaba de dejar.

Sería pretencioso afirmar que conozco en profundidad el cine de Ruiz. No por falta de ganas me perdí "La recta provincia" y "Litoral", sus últimos trabajos exhibidos en TVN. Es que ya no me motiva acercarme a la tele y me confieso incapaz para programarme a un horario para ver algun programa, ni aún cuando era adolescente, tenía televisión por cable y me entretenía tardes enteras destacando con plumón películas y series que nunca vi, porque terminé encontrándome con otras, en medio de madrugadas intensas de zapping donde la irrealidad reinaba.

Así mismo eran las películas de Don Raúl que vi: enrarecidas, mágicas. Él era un orfebre del cine, y en cada una de sus películas, fuese en Francia o acá, actuara Catherine Denueve o nuestra gran Bélgica Castro, se notaba su mano. Un surrealismo que ya se quisiera cualquiera, un surrealismo desde lo cotidiano, sin utilizar mayores artificios. uno que brotaba desde los parlamentos de sus personajes, no sin un toque demoledor de ironía (aquellos que no lo han hecho, vean "Diálogos de Exiliados" y reconocerán al Chile de los últimos 20 años, a sus protagonistas y antagonistas en un retrato al hueso, filmado en 1974, si mal no recuerdo, en París), desde los fastusos escenarios de sus películas en  Francia, esos palacios que ocultan la sordidez y la decadencia de una aristocracia ociosa, ya sea en el pasado, en su magistral adaptación de la novela de Proust "El tiempo recobrado" o en los juegos sicológicos que finalmente terminan reflejando un patrón de una partida de go en "Genealogía del Crimen".

Aquí se acaba mi conocimiento del cine de Raúl Ruiz. Justo esta semana había logrado encontrar "Las Tres Coronas del Marinero" y me preparaba para rencontrarme con "Días de Campo" que apareció en internet en una versión extraída directamente de la televisión. Curioso. Mientras la revisaba encontré una escena que ocurría en un restaurante dondo dos ancianos compartían un vino en un bar. "¿Que no se había muerto usted? le preguntaba uno al otro "si pues, hace dos años ya" le respondía el otro. A medida que llegaban más personajes al bar, y saludaban a este anciano, les respondía lo mismo. También le preguntaban "y su novela ¿cómo va?" "bien, ahí está" - respondía.

No lamento su muerte, acaso haya llegado en el momento preciso. El día de ayer, 17 de agosto en Coquimbo, ofrecia un espectáculo multicolor en el cielo, uno que incluyó un pequeño arcoiris al fondo de los cerros del panul, que estuvo no más de cinco minutos y que logramos apreciar con mi abuela, una viejita con esa sonrisa eterna y misteriosa que otorga la sabiduría de los años, tan parecida a los personajes de la Bélgica Castro para Raúl Ruiz. Se me ocurrió que cosas extraordinarias ocurrirían, y he aquí que el universo reclamó a uno de los suyos, lo extrajo.

Cabe esperar que por una vez Chile empiece a reconocer a este maestro, que difunda sus películas, a TVN que por favor actualice su sitio o que por último saque las series a la venta, dejen por favor de guardarlas, que hoy hay una nueva estrella en el cielo, y eso me llena de dicha. No conozco las circunstancias exactas de su muerte, me imagino que lo pilló inquieto, como siempre, con una serie de proyectos en carpeta. Pero murió con un montón de obras bajo el brazo, disfrutó e hizo lo que quiso en el cine. ¡Que ganas de morirse así!

Por eso mismo, hoy brindaré por esa nueva estrella en el cielo. Que descanse, don Raúl. Seguirá viviendo en sus obras, y también, en todas las frases y ejemplos que cotidianamente le tomo prestado.