El logro menos conocido de la Selección Chilena de Fútbol

05 Enero 2021

En 1987, un grupo de seleccionados con poco recorrido futbolístico obtuvo una medalla de plata en los Juegos Panamericanos de Indianápolis. Así me lo contó mi papá. 

Cathy Gómez Córdova. >
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No había sido muy brillante la clasificación de Chile para los Juegos Panamericanos. Cuarto en la competencia de los Juegos Odesur de diciembre de 1986 (organizados en nuestro país luego de la renuncia de Ecuador y Uruguay), la campaña del equipo dirigido por Luis Ibarra había despertado fuertes críticas: sólo registraron triunfos sobre Venezuela y Ecuador y derrotas ante Argentina y Brasil.

En Agosto de 1987, sin embargo, el panorama era otro. “Si tuviese que elegir nuevamente”, dijo el técnico Eugenio Jara al abordar el avión a Indianápolis, “llevaría a los mismos jugadores con los que estamos viajando”.

Y agrega, “yo no quiero volver de Estados Unidos y decir: qué bueno, los muchachos ganaron experiencia. Estoy seguro de que tenemos jugadores realmente buenos, con mucha capacidad y gran amor propio”.

Dentro de esos muchachos estaba mi papá, Osvaldo Gómez, en ese tiempo jugador de Colo Colo. Tenía 23 años.

En sus palabras, Eugenio Jara “era un técnico paternalista, que le gustaba ser cercano a los futbolistas y por eso llevó a un grupo que conocía bastante bien”, a lo que agrega, “si bien era una Selección que iba desprestigiada, donde íbamos muchos suplentes -incluso nos llamaron la Selección de los suplentes-, Eugenio Jara tuvo la capacidad de hacernos sentir importantes, que lo que estábamos jugando era una bonita opción”.

Y el técnico no se equivoca. Ganaron 1-0 a Cuba con un penal servido por Jorge Pérez y, aún sin gustar, empataron 2-2 con Canadá (goles de Tamayo y Medina).

Encendieron el entusiasmo al empatar 0-0 con Brasil, con lo que pasaron a semifinales como mejores segundos.

Y en esta etapa producen la mayor satisfacción, al ganar el paso a la final derrotando 3-2 a Argentina. Germán Pino, Jorge Pérez y Aníbal González aportaron con los goles que desatan la euforia. En ese partido, mi papá sale expulsado del terreno de juego.

Sucedió así: La Roja iba ganando por dos a uno cuando, a los 39 minutos, mi papá se fue expulsado por una falta sobre el argentino Óscar Dertycia. “Le entré muy fuerte. Yo veía que nos estaba atacando mucho por la derecha, y quise que sintiera un poco la marca, pero se me pasó un poco la mano. Estaba haciendo un buen partido -incluso había mandado una pelota al travesaño-, pero se me salió la cadena”. Pese a todo, unos minutos después de la expulsión cayó el tres a uno para el elenco chileno.

La revista Triunfo lo llevó en su edición del 24 de agosto de 1987. “Lamentablemente su expulsión contra Argentina impidió que siguiera mostrando la calidad técnica que había esbozado ya contra Brasil. Siguiendo la línea de sus hermanos en lo referente al trato del balón, fue el único que alternó con criterio el pelotazo largo, toque corto y remate de media distancia, tuvo hasta un gol olímpico que habría sido la gloria ante los trasandinos. Aunque un partido y algunos minutos de otro no alcanzan para evaluarlo en su totalidad, el “Mochito” insinuó toda su categoría mezclada con garra que hay que trabajarle más en Colo Colo. Un valor para consignar con saldo a favor”.

Tras la derrota en la final con Brasil (2-0), los jóvenes chilenos regresaron con sus medallas de plata. Podían lucirlas orgullosamente Eduardo Fournier, Patricio Toledo, Miguel Ardiman, Fernando Medina, Claudio Tello, Francisco Horman,  Germán Pino, Nelson Enríquez, Marcos Tamayo, Jorge Pérez, René Pinto, Osvaldo Gómez, Juan González, Aníbal González, Héctor Francino y Claudio Figueroa.

“Es lo más lindo que me pasó en el fútbol. Yo, muy motivado, creo que fue lo mejor que hice en mi carrera. Logramos un vicecampeonato que no se lo esperaba nadie, una medalla de plata que hasta el día de hoy está dentro de los logros del fútbol chileno, pero sobre todo me brindó la posibilidad de vestir la  camiseta de la Selección”, finaliza mi papá.

El partido contra Argentina fue la primera vez que Chile le ganó por los puntos. Y no fue en Buenos Aires, tampoco en Santiago; fue en Indianápolis.