El problema con los bancos chilenos

15 Junio 2011

Es evidente la incapacidad de la Superintendencia de Bancos para evitar su propia captura por parte de los Bancos. El regulador ha terminado siendo el mejor protector de los bancos y sus privilegios. 

Sergio Zúñiga >
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El sector bancario chileno está muy regulado, pero al contrario de lo que es la creencia popular, la sobreregulación no se traduce en beneficios para los usuarios o clientes.

En efecto, ya en 1971 el premio nobel de economía George Stigler desarrolló el concepto de "captura regulatoria", explicando que las agencias reguladoras (en nuestro caso la Superintendencia de Bancos e Instituciones Financieras de Chile) que se establecen para resguardar el interés público, terminan defendiendo justamente los intereses de la industria que es sujeto de la regulación, y beneficiándolas, en lugar de resguardar los intereses de los consumidores.

Los bancos chilenos gozan de una serie de privilegios, y han sido muy hábiles en coludirse para retener en su beneficio esos privilegios en lugar de traspasarlos a los consumidores. Si Ud. tiene una cuenta corriente de un Banco chileno, uno puede través de internet comprar un alfiler en la China, pagar todas las cuentas de servicios básicos, teléfonos, entradas al estadio, en fin, cualquier cantidad de cosas, pero cuesta entender que no sea posible pagar ningún servicio financiero.

Es decir, que si Ud. por ejemplo pidió un crédito en el Banco A, y después cierra su cuenta allí, y abre una nueva cuenta corriente en el Banco B, no tiene forma de pagar las mensualidades por internet. Debe hacerse el tiempo, trasladarse físicamente al banco, y hacer la fila para poder pagar. Un abuso. Los bancos colusivamente, y a la vista del regulador, establecen barreras a la salida, es decir dificultan que uno cambie de banco, lo cual limita obviamente la competencia y la calidad de los servicios.

Los bancos obtienen créditos por parte del Banco Central en condiciones extremadamente ventajosas en las licitaciones de papeles del Banco Central. Ninguna otra entidad o individuo tiene acceso a esas prerrogativas.

También los bancos comerciales pueden ahorrar depositando excedentes en el Banco Central a tasas también muy ventajosas a los que nadie más tiene acceso. El problema es que esos beneficios no son traspasados al público, tal como varios Ministros de Hacienda y varios Presidentes del Banco Central han hecho ver públicamente.

Lo curioso es que la autoridad, teniendo todas las herramientas para aumentar la competencia, se limite a quejarse, y no actúe. Pareciera que muchos reguladores están interesados en usar sus cargos como trampolín para llegar a trabajar en el sistema financiero privado, tal como ha pasado en varios casos, y entonces evitan emprender acciones que los perjudiquen.

Los Bancos también tienen el monopolio de las cuentas corrientes. No es permitido que ningún otro tipo de empresa pueda recibir depósitos a la vista sobre los cuales pueda girarse cheques. Aquí los bancos tienen muy bien capturado a un gran segmento de la clase media. Usted puede abrir llamada " Cuenta RUT" en el Banco del Estado de Chile, y cerrar su cuenta corriente bancaria.

Podría hacer la mayoría de los pagos por internet (excepto los pagos de servicios bancarios), pero tendría que renunciar al uso de los cheques. Todos sabemos que los cheques, más que un medio de pago, sirven como instrumento de crédito, los famosos cheques a fecha.

Los bancos no compiten en las áreas que importa. Hace años se eliminó el impedimento que tenían los Bancos para pagar intereses sobre las cuentas corrientes, y vemos que en la práctica no hay ninguna competencia o guerra de ofertas en este sentido. Pregunte Ud. a sus conocidos si están obteniendo intereses por los saldos en cuenta corriente.

También se les permitió hace años a los Bancos atender al público en horario normal, no de lunes a viernes hasta las 14.00 horas, pero obviamente en los bancos grandes no existe ningún avance en este sentido. Las colas diarias en los Bancos son un abuso denigrante al ciudadano común, y un reflejo claro de la falta de competencia y lo errada que ha sido la regulación.

En otros países es común encontrar oficinas abiertas incluso fines de semana. El servicio al cliente es lo que importa. Aquí en Chile si Ud. quiere abrir una cuenta corriente le venden un paquete que incluye línea de crédito y tarjetas de crédito. Son irrenunciables, aunque Ud. lo único que quiera del banco sean los cheques.

Además, la línea de crédito, cuyo interés es siempre el tope máximo legal, cercano al 50% anual, abusivamente está en una cuenta distinta a la cuenta principal. Me explico. Si Ud. usa la línea de crédito por algún monto, debe depositar en la cuenta corriente, y luego hacer un traspaso a la línea de crédito.

La apuesta de los bancos es que por olvido o descuido nos demoremos ojalá varios días en hacer el traspaso, de modo que teniendo dinero en la cuenta corriente, simultáneamente estemos pagando intereses por el uso de la línea de crédito. Lo lógico, como es en otras partes del mundo, es que exista una sola cuenta. Si se saca más dinero del disponible usando la línea de crédito, y posteriormente hace un depósito, automáticamente se extingue el uso de la línea, sin más trámites, ya que ambas son una sola.

Pero no, en Chile abusivamente no es así. Uno podría seguir extendiendo una serie de críticas a la operación del sistema bancario chileno, pasando por la lentitud de los traspasos de las tasas por parte del Banco central al público, o por las altas rentabilidades que refleja el sistema.

También se puede criticar, que siendo la industria bancaria un negocio riesgoso, por el papel que juega en la creación de dinero, en lugar de concentrar su trabajo en actividades muy específicas, atomizándolos, el regulador ha terminado generando gigantes que son muy grandes para dejarlos caer en el caso de una crisis. En la línea que uno mire, hay mucha tela que cortar.

Dos reflexiones finales. Primero, el sistema financiero chileno es un sector intervenido, regulado, oligopolístico, en el que los bancos sólo pueden hacer lo que les permite la autoridad monetaria. Los efectos de esa falta de competencia, y los abusos a los consumidores están a la vista.

Segundo, queda en evidencia la incapacidad de la Superintendencia de Bancos para evitar su propia captura por parte de los Bancos. El regulador ha terminado siendo el mejor protector de los bancos y sus privilegios. En resumen, se requiere promover urgentemente verdaderas reformas que aumenten la competencia en ese sector. El problema con los bancos chilenos está en los reguladores.